Una idea.

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El filo de la espada golpeaba y atravesaba un poco la madera del escudo. Lute perseguía a su compañera por el campo de entrenamiento, quien temía por la bestialidad de ella, nisiquiera intentando volar la perdía de vista.

¡Teniente, por el amor a nuestro señor!– exclamó Petra, una de las soldados del ejército de Adán, buscando frenar a la albina.

Pero Lute no quería escucharla. Esta vez tiró la espada al suelo y sostuvo firmemente su lanza, clavandola sobre el escudo.

¡Agh!.. ¿¡Por qué no funciona!?– Gritó estresada mientras volvía a poner sus pies en el suelo. Utilizó sus manos para quitarse el sudor de su frente, su rutina desestresante no estaba saliendo bien hoy.

Teniente, paremos un momento. Apenas es el calentamiento. ¿En serio quiere empezar el día así? Nisiquiera necesita entrenar, es mejor exterminadora que cualquiera. – Se veía preocupada mientras bajaba al suelo, se sentía confundida por la actitud de su amiga.

No lo entiendes... Él volvió a ese puto hotel, tuve que seguirlo y escuchar otra vez ese maldito...– Lute apretó los labios antes de completar la última palabra, el recuerdo aún estaba en su mente.

¿El golpeteo de la cama, verdad?– No hubo respuesta de la albina. Petra solo observaba a su amiga sacar su lanza del escudo y verificar su filo. Ella se acercó por atrás, poniéndose a su lado y colocando una mano en su hombro. –Hey, la próxima exterminación será pronto. ¿Qué te parece invitar a Adán a hacer algo junto a ti? Podrían jugar algún juego de mesa, comer algo, lo que sea. Dar el primer paso.

Agradezco tu idea, Petra. Pero... no lo se, él no parece muy fan de estar quieto en un solo lugar, y los juegos de mesa lo irritan.– Lute obviamente inventaba excusas, se notaba porque bajaba su mirada al suelo, en busca de ocultar su nerviosismo. Petra vio esto como la oportunidad de darse un festín.

¡Oh, discúlpeme! ¿Le irritan los juegos de mesa? ¿No es fan de quedarse quieto? Se nota que lo conoce muy bien, y... está enamorada.– Podía sonar como un dulce fastidio por parte de su compañera. Sin embargo, la reacción de Lute fue impulsiva. Detestaba que se aprovecharan cuando está indefensa. Empuñó su lanza, Petra no tardó en emprender vuelo; aunque Lute a los pocos segundos la alcanzó.

La arena de entrenamiento estaba rodeada por altas oficinas, entre ellas, la de Adán.

El ángel afinaba su guitarra, tenía trabajo que hacer en cuanto papeleo y organizar las rutas que tomaría cada grupo de exterminio una vez llegados al infierno. Pero él, sin duda, no quería hacerlo.

Los gritos en el campo hicieron que volteara al gran ventanal que daba vista allí, podía ver a su teniente siendo sujetada por sus compañeras, mientras una se retorcía en el suelo.

Adán miró la escena con cierta confusión, aunque una segunda voz sonó en la habitación, una que susurraba.

Señor, ¿qué sucede?– Preguntó una de sus soldados, que se encontraba entre las piernas de Adán, haciendo un "trabajo especial" para ascender de puesto. El ángel la miró con desinterés, para luego agarrar con fuerza mechones de su cabello para levantar su cabeza y separarla de su entrepierna.

Callate, golfa. Arréglate un poco y ve a ver que sucede.

Le ordenó, dándole ninguna otra alternativa que obedecer. En cuanto ella se fue, aprovechó para arreglar un poco su ropa y volver a mirar al ventanal.

¿En qué mierda te metiste ahora, Tetas Chiquitas?– Se preguntó a si mismo. Contemplando desde ahí como la albina ayudaba a su compañera que acababa de atacar. Algo irónico, ella no solía ser impulsiva a menos que lo vea necesario. Volviendo a lo suyo, continuó afinando la guitarra, ignorando por completo sus deberes.

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¡Hasta acá el capítulo 2, gracias por leer y por su apoyo!

Recuerden no provocar a Lute cuando se encuentra vulnerable, ella arranca ojos.
Nos vemos en el capítulo 3.
Bye, bye.

𝐄𝐥 𝐫𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 (Adam x Lute)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora