Exterminio.

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⚠︎ Advertencia: Escenas sangrientas.
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Faltaba tan solo 30 minutos para el evento anual más esperado, por el que todas las soldados entrenaron durante meses, la fecha más ansiada había sido tachada de sus calendarios y solo quedaba prepararse. El campo poco a poco se iba llenando de quienes se encontraban listas, con el uniforme puesto y las máscaras bien colocadas, sin olvidar sus filosas armas. Las conversaciones internas entre ellas se basan en apuestas y algún que otro comentario de nerviosismo, siendo la primera vez para algunas en este genocidio.

Quizás al principio te resulte incómoda, pero es fácil de colocar, solo debes saber ubicarla.– Lute ayudaba y aconsejaba a una de sus soldados para colocarse la máscara, solucionando el problema en cuestión de segundos. Tras el agradecimiento que recibió, continuó supervisando si alguien más necesitaba ayuda, dándose cuenta de que entre la multitud, estaba Petra.

¡Teniente, que bueno verla! ¿Tiene un segundo?– Saludó muy amistosa su amiga, acercándose para tener una conversación menos ruidosa.

Buen día, Petra. También es bueno verte, ¿cómo te encuentras?– La albina no pensó encontrarse con ella, menos con lo ocurrido la otra vez, decidió prestar atención a cualquier respuesta.

Estoy mejor, todos los dolores se fueron. Los médicos me dijeron que no es nada grave.– Utilizaba un tono calmado en su voz, el cual hacía sentir menos preocupada a la teniente, al instante la soldado se dio cuenta de ello. Hubo un pequeño silencio entre ambas, aunque luego añadió por curiosidad: –Sí me permite preguntarle, ¿le sirvió mi consejo?

Bueno... no sé si pueda entrar en detalles.– Lute se sorprendió un poco por su pregunta, admite que las cosas iban bien, pero no sabía cómo expresarlo. Por su parte, Petra mostró un rostro interesado y atrevido, dando a entender otra cosa, cosa que la albina de inmediato intentó remediar. –A lo que me refiero, es que las cosas van bien. No creas que él y yo... no.

Sí, discúlpeme, teniente. Me alegra saber que dio el primer paso, usted y el comandante harían una linda pareja. Pero luego, podría necesitar "otros consejos".– No podía aguantar la risa al ver como sus mejillas se teñían de un pequeño dorado junto a un ceño fruncido. Decidió regresar a las filas, por precaución.

La teniente soltó un suspiro al notar que su amiga volvió a aprovecharse de su vulnerabilidad, pero esta vez, se salvó. Se colocó su máscara y se posicionó delante de las filas, solo quedaba esperar a Adán.

El ángel apareció con 7 minutos de atraso, tenía algunas migas en su uniforme, lo cual era evidente por qué se demoró. Aun así, se notaba su emoción y orgullo de tener a su ejército preparado para este masivo exterminio.

¡Escuchen, zorras! Ha llegado el día más emocionante que más de una pudo esperar, hoy pondremos en alto nuestro poder y dominio en esos repudiables pecadores. Siéntase libres de torturarlos, y dejarlos agonizar. Sean unas perras locas, no se resistan, ni me decepcionen, este año será diferente. ¿¡Quién quiere asesinar demonios!?– Las palabras de Adán hacían que todas las presentes festejen este momento, entre gritos de apoyo hacia su discurso, el comandante fijó su mirada en su teniente. Como si la invitara a decir algo, haciendo que la albina se sintiera ciertamente confundida pero agradecida por el espacio.

Para muchas, este es su primer exterminio. Recuerden que no están solas. Estamos aquí como un equipo, como hermanas. Confíen en sus compañeras, apóyense mutuamente y no olviden que fueron entrenadas con las mejores técnicas, así que tampoco me decepcionen. ¡Pongan en alto el nombre del cielo y de Nuestro Señor!– Las soldados levantaron sus armas en apoyo a su teniente, sus palabras tuvieron el mismo impacto que las de Adán.

𝐄𝐥 𝐫𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 (Adam x Lute)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora