El tiempo

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F- buenos días mi amor, despierta dormilona – verla dormir era de mis actividades favoritas, transmitía tanta paz.

L- no Fernando, déjame dormir otro poco, es muy temprano – la habitación estaba a oscuras, solo estaba la luz del baño encendida que se colaba por una rendija en la puerta.

F- ¿temprano? Mi vida son las 2 de la tarde.

L- ¿QUÉ? Dios mío, nos tenemos que ir, nos están esperando - ¿en qué momento se hizo tan tarde?

F- calme Lety, calme, ¿cómo no querías que nos despertáramos tan tarde si anoche estuvimos despiertos hasta la madrugada, ¡picarona!

L- jijiji es tu culpa Fernando, que no me dejas dormir tranquilamente.

F- ay ¿ahora te vas a quejar? – amaba ver que se le subieran los colores al rostro, su ternura me mataba y no cambiaba con el tiempo.

L- no, la verdad es que no tengo ninguna queja.

F- y no digas que es mi culpa, nadie te manda a ser tan sexy.

L- Fernando, no digas esas cosas que me apenas.

F- jaja ay mi vida, te amo – la comencé a besar y no importaba el tiempo que pasara, su simple roce encendía todas mis terminaciones nerviosas y aunque la hubiera hecho mía toda la noche, nunca me saciaba de su sabor, estaba tan concentrado hasta que de pronto tocaron la puerta de la habitación.

L- ¿a dónde vas? – lo jalé hacia mí para que no fuera, ¿por qué tocaban la puerta cuando más necesitaba de Fernando a mi lado?

F- ya vengo, no me tardo – su reproche ante la interrupción me causaba ternura, aunque yo también me moría por estar entre sus brazos nuevamente y por toda la eternidad – Lety ven por favor.

L- ay Fernando, ¿qué necesitas? – me levanté de la cama no de muy buen humor, pero la sorpresa que me llevé llenó de alegría mi día en un segundo - ¿qué es todo esto?

F- ¡sorpresa! ¡Feliz aniversario mi amor! Gracias por estos maravillosos 5 años a mi lado – había pedido una comida deliciosa, que sabía que a mi Lety le encantaría, no todos los días se celebran 5 años de matrimonio.

L- muchas gracias mi vida, gracias a ti por regalarme los mejores años de mi vida, te amo mucho – me abracé a su pecho mientras sentía como besaba mi cabeza con ternura – pero no nos podemos tardar mucho, ya es muy tarde y Mateo nos está esperando.

F- dudo mucho que nos extrañe jaja, ese niño está disfrutando de su día en el parque con los abuelos, pero está bien, prometo que no nos tardaremos, pero antes de irnos te volveré a hacer el amor en la ducha.

Hace 5 años Leticia y Fernando se habían casado en una hermosa iglesia en Cuernavaca. Luego de haber pagado la deuda, el trabajo comenzó a subir en CONCEPTOS y en menos de 3 meses habían logrado recuperar la inversión que hicieron los accionistas, tanto Marcia como Omar y Fernando habían recuperado sus propiedades, Fernando al haber aportado tanto capital para pagar la deuda adquirió un gran porcentaje de las acciones y eso junto con su sueldo como presidente, el salario de Lety como asistente de presidencia, además de sus inversiones en Filmo Imagen, los había colocado en una muy buena posición económica. La casa que tanto le había encantado a Lety se había convertido en el hogar que compartía junto a Fernando y poco a poco habían conseguido formar la hermosa familia Mendiola Padilla que eran hoy en día.

Marcia se había casado con Octavio hace 4 años y hoy estaban en la espera de su segundo hijo, tenían una niña que se llama Lucía de 3 años, que era una copia fiel de su abuela Susana, la madre de los Villarroel y ahora estaban a pocas semanas de que naciera Emilio. Ariel tenía ya dos años de vivir con su novia Estefanía, una odontóloga muy carismática que complementaba a la perfección al güerito risueño. Ana Leticia pasaba más tiempo en México disfrutando a sus sobrinos y de tanto en tanto hacía algún viaje por algún país perdido del mundo. Omar y Carolina también se habían casado hace 5 años, unos meses antes que Fernando y Lety y tenían unos gemelos hermosos, Leonel y Rafael de 3 años, tan pícaros como su padre, unos dignos Carvajal. Teresita y Humberto se habían establecido permanentemente en México, luego de la difícil situación que había pasado la empresa y tras haber conseguido la unión familiar que tanto habían querido, se negaron a alejarse de todo esto, además que se desvivían por sus nietos y ese amor no lo podían alejar de sus vidas. Julieta y Erasmo eran los abuelos más felices y consentidores, Mateo era la luz de sus ojos y el motor de sus vidas, junto a Lety eran las personas que más amaban en el mundo. Tomás y Alicia seguían felizmente casados junto a su hija Julia de 5 años, ella era la segunda de los niños de la gran familia que eran todos los Mendiola, Villarroel, Padilla, Carvajal y Mora.

Cómplice o verdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora