12. El Despertar

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Saori caminó por todo el recinto con una mano en la barbilla meditando la información que le estaba llegando en ese momento. Aún se encontraba mareada y su letargo había servido para que el enemigo intentara tomar ventaja, por su parte Shion la observó ir y venir de un lado a otro, no se había atrevido a interrumpir la pequeña caminata que en ese momento su diosa tenía, pero ya llevaba bastante tiempo en esa posición y estaba empezando a ponerse nervioso.

—¿Está segura? —preguntó por romper el hielo.

—Sí, Shion —contestó ella deteniéndose frente a la ventana—. El cosmos que sentí era el de Némesis, no puedo estar equivocada.

—¿Por qué Némesis estaría en contra de nosotros? ¿No se supone que es una diosa justa y siempre está fuera de las trivialidades de los hombres?

—Eso sólo confirma nuestra teoría.

—¿Qué está siendo manipulada? ¿Pero quién tendría tal poder?

—Una persona con el deseo irresistible de gobernar el Santuario —la voz de Saga se escuchó fuerte y clara, Saori y Shion se quedaron mirándolo extrañados—. ¿Lo recuerdan? —preguntó poniendo delante de ellos una carpeta con la foto de un hombre mayor de cabello gris y larga barba.

—Sí, yo le he visto antes —contestó Saori intentando recordar aquel extraño sujeto.

—Es Gigas —anunció un sorprendido Shion—. ¿Pero?

—Fue un gran aliado al servicio de Arles, enviado a recuperar la armadura de Sagitario de la "falsa" Athena —expuso Saga—. Un hombre muy poderoso, con conocimientos muy propios del Santuario, desapareció cuando falló nuevamente en la adquisición del ropaje sagrado de Aioros y no se supo más de él entonces.

—Claro, él conocía a cada santo del lugar, dio clases a muchos de ellos, conoce el Santuario y sus secretos. — Shion no lo podía creer—. ¿Pero cómo? ¿Por qué?

—Padre. —Saga tomó una gran bocanada de aire antes de continuar—: Para nadie era un secreto que Gigas siempre quiso estar a cargo de este lugar, era un hombre sin escrúpulos que no le importa pasar por encima de la gente para lograr su cometido.

—¿Y cómo es que entra Silvia en todo esto? ¿Por qué Gigas se tomó tantas molestias? —quiso saber Saori.

—Creo —explicó Saga—, que lo hizo con la intención de destrozarnos por haberle quitado su reinado, mi señora. Silvia es la hija menor de Gigas, en algún momento él la ofreció para ser la esposa del Patriarca, ella era muy joven, una niña apenas, y en aquella ocasión era yo quien controlaba la voluntad de este cuerpo, así que para mantenerla a salvo de Arles, la rechacé y amenacé a Gigas para que no volviera a hacer algo como eso. 

—Hiciste bien hijo.

—Padre, debes recordar también que el hijo mayor de Gigas, Teo, era un santo de plata.

—Claro, lo recuerdo, era un chico excepcional —respondió Shion.

—Cuando Gigas desapareció se consideró un traidor, por lo que fueron por sus hijos —explicó Saga—. Teo murió, pero de la joven nunca se tuvo rastro alguno. No la buscaron, no significaba mayor amenaza para lo que estábamos viviendo en aquel entonces.

—Gigas es un hombre peligroso en busca del poder —expuso Shion meditativo—. Sabía cómo obligar a un dios a reencarnar y usó el dolor de su hija para manipular a Némesis.

—Él es nuestro verdadero enemigo —sentenció Saori.

—Y mi señora —anunció Saga—, si no me equivoco debe de estar formando un ejército, por eso esperó diecisiete años, para entrenarlos, para buscarlos. ¿Por qué de que le sirve gobernar un lugar sin tener a quien ordenar? Tiene una nueva diosa, un ejército, sólo le falta el Santuario, este Santuario. Y él tal vez venga a reclamarlo.

Sin Escape V.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora