17. Tenacidad

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Santuario

La mujer delante de Saga parecía muy joven, sin quitarle la mirada de encima el geminiano esperó impaciente a que ella diera el primer golpe, pero este no llegó, así que quiso ser el primero en atacar, sin embargo, se detuvo al ver la sonrisa maliciosa de su enemiga y sin perderla de vista se dispuso a deshacerse de ella cuanto antes.

Eilaine bandeó sus espadas en el aire, las hizo girar en su mano logrando materializar haces de luz que iluminaron el recinto tenuemente, ella dio un par de giros en sincronía perfecta con sus sables y danzando llegó hasta el gemelo quien se vio envuelto en una serie de ataques que pretendían cortarle. Saga por su parte esquivó cada uno de los golpes, las filosas hojas pasaron muy cerca de su cuerpo. Eilaine era rápida y ágil, y Saga se encontraba más acorralado, mientras ella avanzaba hacia adelante él retrocedía, de no hacer algo pronto quedaría atrapado.

Una de las hojas cortó su pierna, Saga apenas y reaccionó al dolor, de desconcentrarse el próximo golpe sería fatal, una nueva cortada le abrió el brazo y Saga se impacientó aún más, ella seguía dejándolo a la defensiva y además esas espadas estaban cortando su armadura y se preguntó de qué clase de material estarían hechas esas catanas las cuales cortaban el oro de su ropaje con tanta facilidad. Otro corte llegó, esta vez en su pecho y muy profundo, Eilaine estaba ganando ventaja y Saga literalmente estaba quedando entra la espada y la pared.

En vez de dar un paso esquivando el ataque retrocedió aún más, el golpe de su enemigo era sincrónico, y fue fácil para él ver su punto ciego.

—¡Otra Dimensión! —soltó sin titubear y la mujer delante de él desapareció siendo absorbida por el gran poder del gemelo. Suspiró y tomó una buena bocanada de aire, se dispuso a marcharse, pero se percató de un haz de luz que iba directo hacia él y de no haber sido lo suficientemente rápido en ese momento hubiera quedado cortado a la mitad—. ¡Maldita sea!

—Eres hábil guerrero —le expuso la mujer que hacía unos segundos debió haber sido atrapada por la Otra Dimensión—. Un milímetro más y ese bello rostro estaría quebrado en dos.

Saga se paró delante de ella con su porte majestuoso y su armadura brillando fuertemente:

—No es bueno subestimarte —le dijo.

—Esos cortes —le explicó señalando su cuerpo maltrecho—, llaman a mis espadas con mucha intensidad. Tu sangre está impregnada en ellas, puedes usar tu otra dimensión todo lo que quieras, pero siempre regresare a ti. Sera difícil que arranques las espadas de mi mano, si es lo que estás pensando. —Saga tragó saliva, de haber sido el primero en atacar ya se hubiera quitado de encima a tan estorbosa mujer—. No vine aquí para charlar —le escaneó con morbo—. Me gustaría jugar contigo de otra forma, pero creo que eso tampoco será posible, no habiendo de otra, sólo me queda matarte.

En un rápido movimiento la guerrera movió los dos sables con fuerza, las catanas danzaban en rededor una vez más, pero en ese momento brillaban con más intensidad, los destellos parecían tomar vida y cada haz de luz recorrió el recinto dirigiéndose al guerrero como si se tratara de una lluvia de cuchillos los cuales destrozaban todo a su paso levantando con fuerza las lozas del suelo y destruyendo las columnas del lugar, su recorrido era impresionante, y por más que Saga intentó esquivar y protegerse, el ataque le impactó de lleno.

—¿Te dolió? —le preguntó al verlo hincar una rodilla en el suelo e intentando mantener la respiración pausada.

Saga tenía una gran cantidad de cortes e incluso parte de la hombrera de la armadura se desprendió.

—¡No es posible! —vociferó él, estaba muy adolorido, los cortes eran finos, precisos y profundos.

—Como ya te has dado cuenta, soy superior a ti, ni siquiera la armadura de oro te protegerá. —Le miró triunfante—. ¡Baile de Navajas!

Sin Escape V.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora