~IV~

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~Capítulo 4~

❇️ Niñeras ❇️

𝓜𝓪𝓷𝓼𝓸𝓷

Los lloriqueos de Magg me estaban aturdiendo los oídos, veo a Mikhail el cual estaba igual de callado que siempre. Le muevo un poco el pelo con intención de que me salude pero ni se inmuta.  La lora chica no para de hablar diciendo que soy malo y la separe de su amiga, aunque prefiero eso y no sus lloriqueos.

- Papi rizos me prometió una dona.

El enojo vuelve a tomar todo mi cuerpo  y solo asiento tenso ante lo dicho. Esa loca...no la conozco pero no se que no quería nada bueno, nadia tiene buenas intenciones, estoy seguro que algo habrá hecho para que permitan que los saquen de la guardería.

Llamo a la institución varias veces pero no contestan, carajo.

Suspiró varias veces para escuchar la risa de John ganandose que lo fulmine con la mirada irritado, el vuelve a mirar al camino y en el menos de unos minutos ya estamos en frente de la casa, él aprieta el botón para que se abran las rejas luego la cierra para abrir el garaje y estacionar.

Abro la puerta con cuidado para bajar, ayudó a Maggi a bajar para luego irme a Mikhail que se mantiene aún callado, si esa loca se atrevió a...

- Hey hijo - le remuevo su pelo negro heredado de mi - ¿estás bien?

Él asintió para quedarse mirándome como si quisiera decir algo, y se que quiere hablar pero no lo hace como es de costumbre.  Mira la puerta de casa para luego mirarme a mí y asiento guardando mi bufido.

John le abre la puerta y él entra sin más. Largo mi bufido molesto.

Tengo que intentando buscar mi paciencia, la perdí pero ahora mismo la necesito de nuevo porque voy a terminar cometiendo un asesinato pronto.

- Cielo - llamó a Magg que empezó a jugar con un tornillo que encontró - dame eso.

Se lo saco a medida que me pongo de cuclillas hacia ella para que me lo entregue y me da un abrazo.

- Cielo, ¿esa señora te hizo algo? - la separo un poco para cargarla en mis brazos yendo a la cocina donde está John y un pensativo Mik.

- No, ella nos trato bien hasta...

- Mason, las mochila de los chicos no estan - me informa y respiro ondo.

Paciencia. ¿Como mierda puedo invocar esa cosa? Porque ahora mismo me estaría faltado.

- Esta bien. ¿Qué decías cielo?

Me vuelvo hacia ella y parece confundida.

- Me olvide - ríe tapándose la boca exigiendo que la baje.

Hago lo que pide para intentar que me hable más.

- Bueno, dime ¿cómo la conociste a...?

- Rizos.

- Ajá.

- Bueno, con Mik estábamos en el patio esperando a la niñera fea - arruga su nariz - y cómo no llego...¿me vas a regañar? - pregunta con un puchero.

- No - miento aunque debía calmarme, ellos no tienen la culpa.

No tienen la culpa.

- Bueno - sonríe mientras John la ayuda a subirse a una silla como está su hermano y también le da un poco de jugo - nos fuimos a un...¿parque? Así lo llamaba nuestra amiga.

Un Desastre Con RizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora