~Capítulo 11~
❇️ Jugar con fuego ❇️
Manson
Siento como mi cabeza empieza a punzar nuevamente, no recuerdo haber tomado tanto ayer para que tenga este dolor.
Vuelvo a abrir mis párpados pasando las manos por mi rostro con la intención de al menos, poder despertarme, aun asi, no funciona, y el agua fría tampoco. Parezco un muerto viviente, y mi espejo me lo comprobo.
Aunque aún con ojeras sigo siendo guapo. De eso no cabe duda.
Miro el reloj para ver qué son las cinco de la mañana, y mi cabeza hace un click.
Dormí cuatro horas y fueron al santo botón porque dormía y me despertaba, aunque quisiera no podía terminar de dormirme, algo me molestaba.
Tome casi media botella de whisky en la madrugada buscando algo que me diera sueño o si quiera, bajara la maldita tensión que tenía, o al meno me sacara la presión que se posicionaba en mi pecho y estómago.
Algo que no podía controlar controlo y me estaba desgastando...
¡Me está sacando de mis cables!
Me sirvo el café malhumorado para sentarme en el taburete y tomar el líquido amargo que bajaba por mi garganta quemando todo a su paso.
Intento no pensar, pero todo parece estar en contra, mi mente estaba agobiada, y en dos días debía tomar partida de vuelo a Newcastle que, lo único que hacía era empeorar todo.
Si tan solo Mikhail no me hubiera pedido a esa loca de niñera, no tendría tantos problemas ahora mismo.
Y hablando de esa cabra desquiciada, hoy debería venir para arreglar todo, me imagino que debería llegar en unas horas así que dejó el café sin terminar en la mesada mientras abro la puerta al patio trasero y salgo.
La brisa fresca golpea todo mi cuerpo para caminar por el sendero que daba a la estructura de tres muros y un ventanal donde entreno todas las mañanas. Aun así, mi vista va a la piscina del lado derecho y joder.
Necesito que alguien venga a limpiarla.
Abro la puerta para que ahora, una brisa cálida envuelve mi cuerpo. Dejo mi teléfono en una esquina mientras me me muevo un poco para entrar en calor pero no dura tanto cuando me voy directo al saco de boxeo intentando sacar toda mi frustración.
Con cada golpe sentía como mi cuerpo empezaba a acalorarse, mi respiración acelerarse y mi cabeza despabilar las tensiones. Un golpe, dos, tres, cuatro...pierdo la cuenta.
Pero, cuando unos ojos verdes cargados de lágrimas vienen a mi cabeza todo empeora.
Mis golpeas aumentan, y no solo de cantidad sino también de fuerza. Cada golpe que lanzó es que mi cabeza vaya directo a ella.
intensificando cada golpe sigo y sigo, ya no podía respirar normal, todo en mi cuerpo pedía descansar y aún así me sentía demasiado agitado para poder parar.
La frustración me consume completo empeorando cada golpe, la ira me recorre las venas como veneno, enojado me aparto del saco para sacarme la sudadera y también con eso, las vendas de mis nudillos volviendo al saco.
Mis golpes siguen de manera frenética y con eso, los nudillos empiezan a dolerme al igual que puedo ver la sangre manchar levemente el saco rojo, pero eso no me detiene.
Lo hago con más fuerza, esperando que el dolor pueda calmar mi enojo. Aún frustrado y ahora con mi cuerpo agotado salgo del saco para irme hasta la barra de dominadas donde empiezo con series el doble de lo que hago a diario.
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Un Desastre Con Rizos
Romance¿Qué es un desastre? ¿Cómo se ve un desastre? Dos grandes preguntas y una respuesta bastante simple y corta. Lexie. Una chica que vive de desastre en desastre, metiendo las narices dónde no debe, metiendo mano en masas que no le corresponden, abrie...