~XII~

652 39 11
                                    

~Capítulo 12~

❇️ Mi versión I ❇️

𝓛𝓮𝔁𝓲𝓮

Unas horas antes...

- ¿Qué haces levantada? - dice una enfermera entrando a la habitación apresurada unos segundos después .

Quiero explicarle pero las palabras no me salen. Aunque tampoco sé qué podría decirle. No debe sonar muy común decir que el jefe de tu primo te chantajeo para que trabajes para él e hizo que firmaras un contrato mintiendote.

Me siento usada. Engañada. Traicionada.

Un dolor se presiona en mi pecho cada vez que lo pienso, como si un montón de dagas se clavaran e hicieran presión sin parar.

Me duele. Duele saber que me mintió. Qué no le importo nada nuestro amor. Qué todo lo que pasamos lo tiro.

- ¿Se siente bien?

No, me siento horrible.

- Sí - respondo sin mirarla.

Las ganas de vomitar me invade nuevamente. Yo no quiero pensar pero se me hace imposible ahora. Solo quiero llorar.

La enfermera, bastante amargada por cierto, me ayuda a acostarme de nuevo, pero por alguna razones me sentía asfixiada, sofocada...

Abro un poco mis ojos para respirar profundo y de ahí, sentir la fría aguja volver a tocar mi piel y de ahí perforar hasta mi vena.

Intento no quejarme pero odio las agujas, y tenerlas ahí, sabiendo que las tengo ahí...me ponen demasiado inquieta.

- ¿Se encuentra bien? - pregunta y asiento aún sin poder hablar.

Necesito aire.

- Señorita, por favor, no se mueva tanto...y evite arrancar la aguja - me lanza una mirada acusatoria pero no respondo.

No puedo.

Ella termina de acomodar todo y se va dejándome sola de nuevo en la misma sala blanca, aburrida con manchas de humedad atrás . Me acuesto en la camilla un poco frustrada sintiendo para intentar buscar mi teléfono pero ni eso veo.

La teles parecía sacada de los años veinte. Entre lo chica, trancada y de mala calidad no podía ni mirar tranquila. Me frustro para dejar el control en la mesa a mi costado y me acuesto mirando al techo.

»- Porque te daré a elegir Lexie - habla detenidamente.

- Lo que me faltaba - hablo incrédula mordiendo mi labio inferior, pero algo en él me hacia dudar hasta cuando me saludaba. No confiaba en él y me había dados motivos suficientes para que fuera así - ¿Qué tengo que elegir Manson?

Hablo en un hilo de voz dejando que una sonrisa bastante peligrosa se extiende por toda su rostro.

- Manson, dime qué mierda tengo que decidir.

Vuelvo a hablar más rápido un poco irritada.

- O trabaja para mí, o le diré a tu primo que tienes una enfermedad que está cada vez peor.

Sonrió por inercia. Debe ser otra joda. Este hombre debe ser una puta joda.

- ¿Y cómo sabes que no se lo diría yo? - pregunto haciendo frente. Él parece pensar sus palabras, pero aún así sigue diciendo cosas amargas.

- Porque no harías nada para preocupar a tu primo - mi sonrisa cae y la suya crece, lo disfruta. Disfruta joderme - y harás todo lo posible para que él no lo noté.

Un Desastre Con RizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora