(VI) "Gran Hipócrita".

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Capítulo Seis: Gran Hipócrita.

"Perdón, mamá.
Perdón por no ser esa hija que esperabas que fuera, perdón por ser así cómo soy y no poder cambiar mi forma de ser. De verdad perdóname".

-México, 1520.

Un nuevo día, una nueva promesa, así era como vivía su vida México; mentira tras mentira, había momentos en los que no le creía para nada a su madre cuando decía la verdad.

Era una gran mitómana.

Hasta Itzá le decía que no siguiera de rogona, y por una vez en su vida, se aferre a la realidad, porque si alguien no cambia aunque sepa que esta haciendo mal, jamás lo hará. Pero ella no podía, creía que un día su madre recapacitaría y por fin se tomará un tiempo con ella. Pero no, nunca lo hacía. Excusa tras excusa.

Y como era de costumbre, la joven la esperaba, pero esta vez en la famosísima cancha del Juego de Pelota, y para hacerle honor a su nombre, por obvias razones tenía una pelota reposada en su axila con su brazo.

Movía su pie izquierdo desesperada, haciendo mostrarle al mundo su impaciencia.

Alguna que otra persona la reconocía y la saludaba, y ella por educación les devolvía el saludo bajando un poco su cabeza, pero eso no calmaba sus ansiosas suposiciones de que otra vez su señora la dejara plantada.

Era algo que la lastimaba, pero aún así seguía allí, aferrada pensando que algo podría cambiar.

Pasaron un minuto, luego cinco, y seguido diez... No pudo más, su paciencia se colmó, y para expresar su frustración arrojó la pelota al suelo, y después arrastró su cabello hacia atrás furiosa.

Suspiro fuerte, y forzó una sonrisa cerrada con la comisura de sus labios; típica de ella. Puso sus manos por delante y empezó su caminar con un semblante de "calma" y "serenidad".

¿Iria a buscarla otra vez? Sí, no aprendía nunca, sólo cuando era a la mala.


Caminaba entre la multitud ruidosa y pasajera que la rodeaba en las calles, una tras otra persona de vez en cuando chocaba con ella, pero en vez de molestarse o soltar un quejido, tenía la mente ocupada en otras cosas. Hasta que sintió un fuerte golpe en su hombro que la hizo bajar un poco.

El hombre chocó con ella.
La niña se volteo.

—¿España? —dijo la menor al girarse— ¿qué hace aquí?

—Aún soy nuevo aquí, y me sería de gran ayuda si me dijera donde se encuentra el Palacio de Aza... Azacha... —no pudo decirlo—Eso. Bueno, tú me entiendes.

—¿Acaso se perdió? —pregunto incrédula México— la ciudad no es tan grande.

—Bueno, su ciudad, tu ciudad, es más grande que las mías —abrió los ojos e hizo un leve movimiento con la cabeza— ¿podrias ayudarme?

—¿No se molestaron en darle un recorrido, verdad?

—Lo rechace. No sabía que en realidad lo necesitará en serio.

México hizo una pequeña sonrisa, pero no tan notoria.

—Bueno, para la próxima no rechace ofertas —avisó— pero con gusto lo ayudaré, está por aquí cerca, sigame —la joven dio vuelta hacia su lado izquierdo y comenzó a caminar.

Stolen Stay (Nueva España)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora