Capítulo 4

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Mejor una disculpa a tiempo

La señora Kim los miraba confundida. No sabía si las palabras de su hijo eran verdad o mentira. ¿Había ocurrido realmente un beso entre el médico y el sacerdote?

Jimin apretó los puños. Era cierto que se habían besado, pero no podía permitir que la señora Kim lo supiera. Más porque no fue consensuado por Park. Y no quería que su reputación se viera manchada. Temía que la señora Kim descubriera la verdad y la compartiera con los superiores de la iglesia.

Jimin miró fijamente al doctor Jeon, tratando de controlar sus emociones. Sabía que debía mantener la compostura y actuar con prudencia. No podía permitir que sus palabras maliciosas lo afectaran.

—Señor Jeon, lamento que mal interprete algunas de mis acciones, pero acusarme falsamente de algo que no realice es muy ofensivo— Park se siente mal por mentir, pero realmente no todo es mentira ya que es verdad que no fue Jimin quien lo beso, sino fue al revés.

Jungkook se mordió el labio inferior. Sabía que aquel beso robado fue un beso impulsivo, un roce de labios que había dejado a ambos sin aliento. Pero no podía admitirlo. No cuando Jimin era un sacerdote y él, un médico respetado.

— Jeon... ¿Por qué dices esos comentarios tan ofensivos a un sacerdote?— Regaña la señora Kim Jennie a su hijo, ella odiaba que su hijo no creyera en Dios, pero ofender a un sacerdote era muy descarado—. Habla, no te quedes callado y acepta tus errores.

—Solo fue una broma —respondió Jungkook con sarcasmo—. ¿Acaso crees que un médico y un sacerdote podrían besarse en serio?

Jimin se tomó un momento para recuperar la compostura, tratando de mantener la calma y la serenidad que se esperaba de un hombre de fe en su posición. Respiró profundamente y miró al doctor Jeon con firmeza, tratando de transmitir un mensaje de respeto y autoridad.

- Doctor Jeon, entiendo que tal vez tus palabras vienen de un lugar de confusión o incomodidad, pero te pido que mantengas el respeto hacia esta conversación y hacia mi persona como sacerdote - respondió Jimin, su tono tranquilo pero firme.

La señora Kim observaba la interacción con preocupación, sintiendo la tensión en el ambiente. Quería que la conversación se calmara, deseando que la paz reinara en ese lugar de oración y consuelo.

- Lo siento, padre Jimin. No quise ofenderte, solo estaba bromeando - dijo el doctor Jeon, su expresión suavizándose un poco ante la seriedad de Jimin.

Jimin asintió con comprensión, reconociendo la naturaleza humana de los errores y las malinterpretaciones. Decidió abordar la situación con amabilidad y compasión, tratando de reconstruir el puente de comunicación entre ellos.

- Entiendo, doctor Jeon. Pero debemos recordar que nuestras palabras y acciones pueden tener un impacto profundo en los demás, especialmente en momentos de vulnerabilidad y dolor como el que enfrenta tu madre - explicó Jimin, su voz resonando con empatía y sabiduría.

El doctor Jeon asintió, reflexionando sobre las palabras de Jimin y reconociendo la importancia de mantener un ambiente de respeto y comprensión, especialmente en situaciones delicadas como la que estaban viviendo.

- Tienes razón, padre Jimin. Lo siento si te hice sentir incómodo. Solo quiero lo mejor para mi madre, y a veces me cuesta lidiar con la situación - admitió el doctor Jeon, su mirada reflejando una mezcla de preocupación y gratitud.

Jimin sonrió con gentileza, reconociendo la honestidad y la vulnerabilidad detrás de las palabras del doctor Jeon. Extendió una mano en señal de paz y reconciliación, deseando dejar atrás cualquier malentendido y seguir adelante con compasión y comprensión mutua.

La señora Kim sonrió satisfecha y se acercó al sacerdote. Quien le dio una bendición de salud por las quimioterapias de la mujer que se acercaban. Al final dio un pequeño versículo de la Biblia.

—Que el Señor te guarde y te proteja, hija mía —dijo Jimin, poniendo su mano sobre la cabeza de la señora Kim—. Que te dé fuerza y esperanza en estos momentos difíciles. Que te haga saber que no estás sola, que siempre hay alguien que te ama y te cuida.

—Amén —respondió la señora Kim, con lágrimas en los ojos—. Gracias, padre Jimin. Eres un ángel enviado por Dios.

Jungkook se quedó en silencio, observando la escena con una mezcla de admiración y culpa. Admiración por la bondad y la fe de Jimin, culpa por haberlo besado y haber puesto en riesgo su vocación. Se preguntó si Jimin sentía lo mismo que él, si también estaba confundido y arrepentido. Se preguntó si algún día podrían hablar de lo que había pasado, si podrían aclarar sus sentimientos y encontrar una solución.

Pero sabía que eso era imposible. Sabía que Jimin era un sacerdote y él, un médico respetado. Sabía que su beso había sido solo una broma. Nada más.

Jimin asintió, comprendiendo la importancia de mantener la calma en esa situación. No quería perturbar a la señora Kim ni generar más conflicto del necesario. Sin embargo, en su interior, seguía sintiendo la incomodidad y la indignación por el comentario del doctor Jeon.

A medida que la visita continuaba, Jimin se esforzó por mantener una actitud profesional y compasiva. Siguió conversando con la señora Kim sobre su fe y sobre cómo enfrentar los desafíos de la enfermedad. Trató de dejar de lado las palabras hirientes del doctor Jeon y enfocarse en su papel como guía espiritual.

Cuando finalmente se despidió de la señora Jennie, Jimin se encontró nuevamente con el doctor Jeon en las afueras de la iglesia. Esta vez, el médico parecía más serio.

- Padre Jimin, lamento mucho mis palabras anteriores. Fue inapropiado e irrespetuoso. No debería haberme dejado llevar por la provocación - dijo el doctor Jeon con sinceridad.

Jimin lo miró, evaluando sus palabras. Aunque seguía sintiendo la herida causada por el comentario, decidió aceptar las disculpas.

- Aprecio su disculpa, doctor Jeon. Espero que podamos mantener una relación profesional y respetuosa en el futuro. Nuestro objetivo principal es el bienestar de las personas, aunque sean de manera diferente nuestras causas - respondió Jimin con calma.

El doctor Jeon asintió, agradecido por la aceptación de su disculpa. Ambos se separaron, cada uno con sus propios pensamientos y reflexiones sobre la importancia del respeto y la dignidad en el entorno.

Jimin sabía que aún tenía mucho por aprender y enfrentar en su camino como sacerdote. La experiencia con el doctor Jeon le había enseñado la importancia de mantener la calma y la compostura en situaciones difíciles. Pero también había reafirmado su convicción de ser un siervo de Dios, dispuesto a ofrecer apoyo y amor a quienes lo necesitaran, sin importar las dificultades que pudieran surgir en el camino.

𝐆𝐔𝐈𝐀𝐌𝐄 𝐀 𝐌𝐈 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍 [ʝӄ+ʝʍ] (ᴇɴ ᴘʀᴏᴄᴇꜱᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora