Capítulo 11

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Trazos de Fe

El padre Jimin observaba con curiosidad al nuevo miembro que había aparecido en la iglesia esa mañana. Su presencia era inesperada, pero Jimin sabía que cada nuevo rostro traía consigo una historia única y una razón para buscar consuelo en la fe.

Al terminar la misa, se acercó al hombre de semblante sereno que estaba a punto de abandonar el templo.

—Buenos días, hermano— lo saludó con amabilidad—. Soy el padre Jimin, ¿Cómo te llamas?

El hombre le devolvió una mirada tranquila y respondió: "Kwang-Leol, padre. Solo Kwang-Leol."

El padre Jimin asintió con comprensión, respetando la privacidad del hombre.

—Es un placer tenerte aquí, Kwang-Leol. ¿Qué te trae a nuestra iglesia en este día?

Kwang-Leol exhaló un suspiro y desvió la mirada por un momento antes de responder.

—Vine porque una persona muy importante en mi vida solía asistir aquí. Pensé que estaría aquí esta mañana, pero parece que me equivoqué.

Jimin captó la tristeza en la voz de Kwang-Leol y se sintió compelido a profundizar en su historia.

—Entiendo. A veces, las expectativas pueden llevarnos por caminos inesperados— comentó con empatía—. Pero estoy seguro de que hay una razón más profunda detrás de tu visita. ¿Te gustaría hablar al respecto?

Kwang-Leol pareció considerar la oferta por un momento antes de responder con un gesto de disculpa.

—Lo siento, padre. Tal vez otro día. Ahora tengo que irme.

El padre Jimin asintió con comprensión y dejó que Kwang-Leol se alejara lentamente, respetando su necesidad de espacio y tiempo para procesar sus pensamientos.

Sin embargo, antes de que Kwang-Leol se perdiera entre las sombras de la iglesia, Jimin agregó con amabilidad.

—Recuerda, Kwang-Leol, que las puertas de nuestra iglesia siempre están abiertas para ti. Cuando estés listo para hablar, estaré aquí para escucharte.

Kwang-Leol asintió en agradecimiento y se alejó, dejando al padre Jimin con una sensación de intriga y preocupación por el misterioso nuevo miembro.

Mientras observaba la figura solitaria desaparecer en la distancia, Jimin se preguntaba sobre la historia detrás de Kwang-Leol y las razones que lo habían llevado a buscar refugio en la iglesia. Sabía que tarde o temprano, las respuestas se revelarían, y estaba listo para ofrecer su apoyo y comprensión en el camino hacia la paz y la redención.

Kwang-Leol, era un hombre de estatura baja pero de porte digno y sereno. Su cabello una vez oscuro ahora estaba salpicado de mechones plateados, y su rostro arrugado contaba historias de una vida vivida con sabiduría y experiencia. Sus ojos, oscuros y penetrantes, brillaban con una chispa de curiosidad y nostalgia mientras observaba el mundo a su alrededor.

A pesar de su edad avanzada, Kwang-Leol llevaba con gracia un traje formal pero casual. Su saco de color gris oscuro estaba cuidadosamente ajustado, aunque las arrugas de la tela revelaban su uso frecuente. La camisa blanca debajo del saco estaba impecablemente planchada, y una corbata de seda de tonos azules añadía un toque de elegancia a su atuendo.

Su postura era recta y orgullosa, reflejando la disciplina y el carácter que habían sido sus compañeros a lo largo de los años. A pesar de los años, su paso era firme y decidido, como el de alguien que había caminado por muchos senderos de la vida y aún tenía más por recorrer.

Aunque su aspecto era el de un hombre de edad avanzada, había una vitalidad y una energía latente en su presencia que no pasaba desapercibida. Kwang-Leol irradiaba una aura de sabiduría y serenidad, como si llevara consigo el peso de los años pero también la ligereza del alma que viene con la aceptación y la comprensión de la vida en todas sus facetas.

El padre Park Jimin estaba sentado en el tranquilo confin de su iglesia, absorto en sus pensamientos mientras meditaba sobre la presencia de Kwang Leoil. El eco de las plegarias de la congregación aún resonaba en su mente cuando los padres del joven Lee Jung Ho entraron por la puerta principal de la iglesia.

El rostro del padre Jimin se iluminó con una cálida sonrisa al reconocer a los padres de Jung Ho. Se levantó con gracia y los recibió con amabilidad, invitándolos a tomar asiento en uno de los bancos cercanos.

—Es un placer verlos de nuevo— dijo el padre Jimin con sinceridad, su voz resonando con una calma reconfortante—. Espero que hayan encontrado consuelo en la fe durante estos momentos difíciles.

Los padres de Jung Ho asintieron con gratitud, sus rostros marcados por la preocupación y la fatiga.

—Padre Park, queríamos agradecerle por su visita al hospital ayer— comenzó la madre de Jung Ho, su voz temblorosa con emoción contenida—. Fue un gran consuelo para nosotros en medio de la angustia y la incertidumbre.

El padre Jimin asintió con humildad, reconociendo el papel que la fe y el apoyo mutuo desempeñaban en tiempos de crisis. 

—Es mi deber como pastor estar al lado de aquellos que enfrentan dificultades— respondió con calidez—. Jung Ho es un joven valiente, y estoy seguro de que su fuerza y espíritu resiliente lo llevarán a través de este desafío.

Los padres de Jung Ho asintieron con gratitud, sus corazones llenos de esperanza y gratitud por el apoyo recibido. 

—Su visita nos dio fuerzas para seguir adelante— dijo el padre de Jung Ho con voz firme pero emocionada—. Nos recordó que no estamos solos en esta prueba, que la comunidad está unida en la oración y el amor.

El padre Jimin sonrió, conmovido por las palabras de los padres de Jung Ho. 

—La fe nos une en los momentos de alegría y también en los momentos de dolor—. reflexionó con solemnidad—. Es en la comunidad y la solidaridad donde encontramos la verdadera fuerza para enfrentar los desafíos que la vida nos presenta.

Los padres de Jung Ho se despidieron con gratitud y esperanza en sus corazones, fortalecidos por el apoyo y la fe que habían encontrado en la iglesia y en la presencia amorosa del padre Jimin. Mientras salían de la iglesia, sabían que, con la ayuda de la comunidad y la guía divina, podrían enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara.

𝐆𝐔𝐈𝐀𝐌𝐄 𝐀 𝐌𝐈 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍 [ʝӄ+ʝʍ] (ᴇɴ ᴘʀᴏᴄᴇꜱᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora