Levítico 18:22
El silencio envolvía la habitación del Padre Park Jimin mientras rezaba arrodillado junto a su cama, con las manos entrelazadas y la mente sumida en plegarias. Sin embargo, antes de concluir su oración, se vio obligado a pedir perdón por los recuerdos del pasado que habían aflorado en su mente, recuerdos que consideraba inapropiados para un sacerdote casto.
Con el corazón cargado de pesar, se recostó en su cama y cerró los ojos, esperando que el sueño lo transportara lejos de los tormentos internos que lo acosaban.
En la oscuridad de la noche, su mente se sumergió en un mundo de sueños donde los límites entre la realidad y la fantasía se desdibujaban. En el centro de su visión estaba Taehyung, su mejor amigo de la adolescencia y su primer gran amor, quien le mostraba videos de adultos de hombres en un momento de curiosidad juvenil.
En su sueño, Taehyung se acercaba lentamente, con una mirada llena de deseo y complicidad, y Jimin sentía el corazón latir con fuerza en su pecho. El deseo ardiente resonaba en el aire, y Taehyung intentaba besar al sacerdote con una intensidad que desafiaba cualquier lógica.
Sin embargo, justo en el momento crucial, la figura del médico Jeon Jungkook, quien recientemente había besado a Jimin sin su consentimiento, se interponía en el sueño. Pero esta vez, era el propio sacerdote quien se acercaba a Jungkook con un deseo prohibido y desconocido hasta entonces.
La confusión y la angustia envolvían a Jimin mientras su mente se debatía entre los impulsos del pasado y las convicciones de su fe. ¿Cómo podía reconciliar la atracción y los deseos que surgían en sus sueños con su compromiso sagrado como sacerdote?
Al despertar, con el corazón aún palpitante y la mente aturdida por las imágenes de su sueño, Jimin se arrodilló nuevamente y rezó con fervor. Pedía perdón por los pensamientos impuros y los sueños perturbadores que habían invadido su mente, reconociendo la lucha interna que enfrentaba como hombre de fe.
Recordando las palabras de la Biblia que condenaban la homosexualidad, recitó en voz baja el versículo de Levítico 18:22: "No te acostarás con varón como con mujer; es abominación". Era un recordatorio doloroso pero necesario de los preceptos sagrados que regían su vida como sacerdote.
Con un suspiro profundo y un corazón cargado de penitencia, Jimin se prometió a sí mismo redoblar sus esfuerzos por resistir las tentaciones del mundo terrenal y buscar la fuerza divina para enfrentar las batallas internas que lo acosaban. Reafirmó su compromiso con su fe y su vocación, con la esperanza de encontrar la paz y la redención en los caminos de la oración y la penitencia.
Mientras en aquella noche, el sacerdote Park rezaba pidiendo perdón por sus sueños homosexuales indebidos, en las frías y estériles salas del hospital, el médico Jeon Jungkook se encontraba en medio de una emergencia que desafiaba tanto su habilidad médica como sus convicciones personales.
Lee Jun ho, un joven de 17 años, yacía pálido y ensangrentado en la camilla, luchando contra la muerte después de un terrible accidente automovilístico. A su lado, su pareja, Kim Taeyang, de 19 años, estaba visiblemente alterado, desesperado por el destino incierto de su amado.
—¡Por favor, perdóname, Jun ho! —exclamaba Taeyang, con lágrimas desesperadas corriendo por sus mejillas mientras tomaba la mano de Jun ho entre las suyas—. Nunca debí dejarte conducir... Nunca debí...
Mientras tanto, Jun ho, con voz débil pero llena de convicción, se volvió hacia Jeon Jungkook, el médico ateo que estaba a cargo de su atención.
—Doctor Jungkook, por favor... no permita que se acerque... —suplicó Jun ho con un hilo de voz, su mirada llena de tormento y remordimiento—. Este accidente... es un castigo de Dios por estar en una relación con otro hombre...
Jeon Jungkook frunció el ceño ante las palabras de Jun ho, pero su deber como médico estaba claro. Miró al joven con compasión, consciente del conflicto interno que lo atormentaba.
—Jun ho, escúchame... —dijo Jeon con voz firme pero compasiva—. Amar a alguien no es un pecado. Sea cual sea la naturaleza de tu relación, mereces ser amado y cuidado.
Las palabras del médico resonaron en la sala, cargadas de una sabiduría que desafiaba las creencias arraigadas. Pero en ese momento, la prioridad era salvar una vida, no debatir sobre la moralidad.
Justo cuando la tensión en la habitación alcanzaba su punto máximo, Jun ho sufrió un paro cardíaco repentino, y el zumbido de los monitores llenó el aire con una ominosa melodía de peligro.
Sin perder un segundo, Jeon Jungkook se lanzó a la acción, iniciando las maniobras de reanimación con la determinación de un hombre que se aferra a la esperanza en medio de la desesperación.
Cada compresión torácica, cada aliento artificial, era un acto de fe en la posibilidad de un milagro, una prueba del poder de la ciencia y la voluntad humana sobre el destino.
Mientras el tiempo parecía detenerse a su alrededor, Jeon se entregó por completo a la tarea monumental que tenía entre manos, desafiando a la muerte con cada latido de su corazón y cada movimiento de sus manos.
El futuro de Jun ho y Taeyang pendía de un hilo, y en ese momento crítico, el destino de ambos estaba en manos de un hombre que se negaba a rendirse ante la oscuridad del dolor y la pérdida.
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𝐆𝐔𝐈𝐀𝐌𝐄 𝐀 𝐌𝐈 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍 [ʝӄ+ʝʍ] (ᴇɴ ᴘʀᴏᴄᴇꜱᴏ)
FanfictionDevoto sacerdote Park Jimin, cuya fe y vocación se ven desafiadas cuando conoce a Jeon, un atractivo y rebelde médico. A medida que Jeon confiesa sus pecados sexuales al padre Jimin, la intrigante atracción entre ellos crece hasta que finalmente ca...