"¿𝐐𝐔𝐄 𝐇𝐀𝐘 𝐃𝐄 𝐌𝐀𝐋𝐎 𝐄𝐍 𝐐𝐔𝐄𝐑𝐄𝐑 𝐁𝐄𝐒𝐀𝐑𝐓𝐄?"
Milagros era una de las tantas pibas que vivían en fuerte apache, se la pasaba en la suya sin prestarle atención al resto. Sus únicas preocupaciones eran el fútbol y sus únicos amigos...
Después de haberle cantado el feliz cumpleaños al Uru estábamos con Carlitos en la parada esperando el bondi, no sabíamos ni que hora era y estábamos bastante cagados. Teníamos que volver a la concentración antes de que nos metamos en más bardos.
—"Hola, señor ¿Tiene hora?"—Le pregunté amablemente a un señor que pasaba por la parada en la que estábamos.
—"No, pero deben ser como las 7 por ahí"—Me dijo el señor siguiendo su camino.
—"Bueno, gracias"—Le dije haciendo un movimiento de cabeza de agradecimiento.
—"Yo te dije que esto era mala idea, la puta madre"—Dijo Carlos estresado, y tenía razón, pero ya lo hicimos, ya nos mandamos la cagada.
—"Bue, tampoco lo íbamos a dejar solo a Danilo"—Le dije y él se quedó callado, obviamente tengo razón yo.
Nos habíamos quedado en silencio, estábamos ahí parados esperando al bondi hasta que vimos a Fabiana la mamá biológica de Carlos, nos dimos vuelta y nos hicimos los boludos rezando que no nos descubra.
—"Eh, Carlos"—Dijo Fabiana haciendo que nos demos vuelta y la miremos—"¿Que haces acá, eh? ¿Y ella?"
—"Es mi amiga, esta con Danilo, se llama Milagros"—Le dijo Carlos a Fabiana, ella me miro de arriba abajo y sonrió.
—"Hola"—Le dije un poco nerviosa sonriendo.
—"Hola ¿Que hacen por acá? ¿Se escaparon?"—Pregunto sonriendo.
—"¿Y que? ¿Vinieron de visita?"—Nos preguntó, yo negué con la cabeza.
—"Es el cumpleaños de Danilo"—Le dije y ella me miro confundida.
—"¿El Uruguayo?"—Pregunto y Carlos y yo asentimos con la cabeza—"Miren que ese está metido en la falopa, eh. No se vayan a meter ustedes también"—Apenas Fabiana dijo eso mi sonrisa se desvaneció, sentí una punzada en el pecho. El hijo de puta rompió su promesa.
Fabiana y Carlitos se pusieron a hablar de algo que les había pasado el otro día y no se que, la verdad no estaba escuchando, me sentía boluda, siempre confíe en él. Y me da bronca, porque sé que no voy a poder odiarlo por no cumplir la promesa, sé que lo voy a seguir amando como siempre, sé que no me voy a poder enojar con él.
