capítulo seis

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― ¿Estas bien?

La pregunta no era la oportuna, pero debía fingir, tenía muchos pensamientos en ese momento que realmente no se encontraba ni bien ni mal, solo estaba ida y hundida en lo que su cerebro estaba creando mientras una hermosa vista de las nubes se alcanzaba a ver a través de la ventanilla del avión.

Había decidido subir porque tenía algo que cumplir, pero también su corazón estaba insistiéndole en que debía ir y encontrar la parte que le fue arrebatada de niña, aunque aceptaba que el miedo estaba creciendo en ella y es que no era nada sencillo enfrentarse a una situación como esta. Ahora estaba dirigiéndose a un país desconocido; el mismo país del cual fue sacada para ponerle encima una identidad que no era completamente la suya, pero no juzgaría, primero debía escuchar.

―Estoy tranquila, si es eso lo que te preocupa. ―respondió brindándole una sonrisa cálida a Hyunjin quien asintió varias veces dándole a entender que había comprendido muy bien la indirecta.

―Solo no quiero que sientas presión, esto es algo muy nuevo y no sabes a qué clase de lugar vas a entrar.

―Sé perfectamente la clase de lugar Hyunjin, lo que no se todavía es a qué clase de cosas me voy a enfrentar y de eso siento nervios. ―dijo esta vez volteándolo a ver directamente a los ojos―. Pero te diré una cosa: el peligro lo enfrentaré sola, a ustedes no los voy a involucrar, ustedes solo preocúpense por qué lugares irán a visitar el día de mañana.

―No Ann, no te dejaremos sola pase lo que pase, ¿estás de acuerdo con eso? ―y antes de que la chica pudiese responder―, y aunque no estés de acuerdo, en eso no puedes opinar.

Suspiro rendida, sabía que no podía hacerlos entrar en razón, pero agradecía, muy dentro de su alma, la ayuda que le estaban brindando.

Cuando el piloto anuncio que estaban a minutos de aterrizar en suelo austriaco y recomendar ponerse los cinturones de seguridad, Anna sintió pasar los últimos años de su vida frente a sus ojos con la creyente certeza de que, en cuanto pusiera un pie fuera de ese avión, vería un después y no es como si le causará una grata sensación de altanería ni mucho menos, solo estaba esa parte suya que aún se encontraba en negación.

―Ella debe bajar primero. ―volteó la pelinegra para encontrarse con la mirada del chico el cual aún desconocía su nombre.

―Acepte venir para encontrar la verdad detrás de todo esto no para que me traten como alguien de porcelana. ―respondió Anna al tomar su mochila y colgarla en su hombro.

―Será difícil, en el palacio todos saben quién eres así que no esperes ser tratada como te trataban en Corea. ―contraatacó el rubio causando tensión en ambos.

Al bajar por las escalerillas del avión, los esperaban tres camionetas con las banderas del imperio austriaco listas para transportarlos hasta el palacio de Schönbrunn, el lugar donde se hospedarían durante tiempo indefinido hasta que la chica logre arreglar las cosas. Y no es como si le hiciera mucha gracia esperar más de una semana, pero sabía el problema plantado así que ya estaba mentalizándose en tomarle cariño a su nueva cama.

Durante el trayecto y como si de niños pequeños se trataran, los ocho jóvenes miraban por los cristales de las camionetas cada lugar que sus ojos se encontraban, no podían evitar tomar fotografías y exclamar lo bello que era Viena, cada uno comenzó a decir los puntos exactos los cuales querían visitar mientras Anna iba muy sumida en sus pensamientos, Hyunjin se percató de ello pero Bang Chan evitó que dijera una palabra, solo la dejarían actuar por sí misma y, cuando necesitara ayuda, ellos no se negarían a dársela.

―Y a todo esto, en vista de que vamos a convivir muy de cerca, ―hablo Anna mirando con desinterés al rubio quien la miraba por el espejo―, necesito saber tu nombre.

―Leon Lang.

―Extraña combinación de nombre para un chico tan lindo. ―susurro la pelinegra desviando su mirada hacia la ventanilla, pero Lee Know estaba sentado justo atrás de ella así que fue el único que la escucho.

―En cuanto lleguemos al palacio dejaré de hablarte de ti, debo tratarte como todos van a hacerlo, eres su majestad imperial así que...

Para ese momento, el grito de Jeongin lo hizo callarse. El menor había sido el primero en admirar el enorme palacio que estaba asomándose en la lejanía y de ahí se le unieron los demás, la pelinegra volteó a ver interesada y no pudo evitar abrir sus ojos ante la sorpresa de encontrarse con semejante estructura la cual poseía una arquitectura muy exquisita a simple vista.

― ¿Aquí vamos a vivir? ―preguntó Felix a Leon quien asintió repetidas veces.

― ¡Si no acepta Anna ser parte de la realeza yo con mucho gusto me ofrezco como tributo! ―gritoneo Jeongin una vez más ganándose la mirada de la mencionada.

Conforme más se acercaban no podían parar de hacer comentarios acerca del palacio, juraron en repetidas ocasiones que terminarían perdiéndose en aquel lugar y rogaban porque no sucediera, el maknae era el más entusiasmado de todos junto a Hyunjin quien, como viajaba en la otra camioneta, llamo a Anna para expresarle sus más sinceras felicitaciones por tener un hogar como ese.

Cuando las camionetas se estacionaron a la entrada, Anna fue la primera en bajar por orden de Leon, el chico la secundo acomodando su abrigo y su cabello rubio, de ahí los demás bajaron sin dejar de admirar un solo centímetro del palacio, sus bocas estaban perfectamente abiertas ante la emoción de poder estar por primera vez en sus vidas en un verdadero lugar que pertenece a la realeza.

Pero para los chicos lo que era felicidad y entusiasmo, era equivalente a presión y nervios para la pelinegra quien se había quedado quieta al entrar.

«Voy a descubrir lo que escondes, Austria»

ᴜɴᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇꜱᴀ ᴇɴ ꜱᴛʀᴀʏ ᴋɪᴅꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora