capítulo ocho

155 15 2
                                    

La tranquilidad de aquellos tres días de estancia que Austria les ofreció duro muy poco.

Desde la mañana todos en el palacio comenzaron a prepararse para la ceremonia de presentación. Anna no podía negarse, tenía responsabilidades que asumir, aunque muy difícilmente estaba aceptando su destino.

Pero nuevamente la promesa realizada hacia su abuela y la conversación que tuvo con los chicos anoche la hicieron recapacitar.

FLASHBACK

Corea del Sur
Hace cuatro días

―Solo necesito saber si esto que haré está bien abuela y créeme que si tú me lo pides no iré, me quedaré aquí como siempre ha sido y seguiré haciendo música con los chicos.

La mujer de edad mayor miro a su nieta por breves segundos sintiendo la súplica en los ojos de la joven la cual poseía muchos rasgos de su madre. La anciana sonrío con pesar y asintió varias veces mientras palmeaba sus manos.

―Siempre me fue extraño la forma en cómo murió tu madre. ―hablo con lágrimas en sus ojos su abuela quien miraba la unión de sus manos con las de su nieta.

―Entonces ¿esta es la señal para dejarme ir?

Los ojos de Anna se clavaron sobre el rostro de su abuela y ésta, con muchos pensamientos cruzados, asintió.

―Ve a donde tengas que ir y hazlo.

El corazón de la chica se aceleró y enseguida supo lo que debía hacer.

―Te prometo que voy a descubrir que se esconde detrás de esto, te lo prometo por la memoria de mamá.

Ambas se soltaron a llorar, abrazándose para hacerse sentir el sostén de la otra.

El último abrazo que se darían antes de que Anna pusiera un pie sobre aquel avión.

[· · ·]

Austria
La noche anterior

―Algo no anda bien aquí.

― ¿De qué hablas? ―pregunto Hyunjin bajando el libro que leía para prestarle atención a la chica.

―Presiento una sensación extraña.

―Creo que es parte de la adaptación, es algo muy nuevo para ti, hasta yo me siento extraño Annie. ―respondió Changbin.

Se quedaron callados al ver la expresión seria que la fémina poseía. Nunca la habían visto tan sumida en su mundo y eso les estaba intrigando.

―Debes calmarte, no sobre pienses las cosas. ―pidió Bang Chan.

Pero sabían que cuando la chica sobre pensaba las cosas era signo de peligro. No sabían lo que pasaba por su cabeza y eso les preocupaba. El no saber cómo actuaría o lo que diría seguía poniéndolos en una posición desconocida porque no sabían cómo ayudarla. De ante mano conocían que ella no les quería involucrados en los temas de su familia, pero ellos seguían afianzados a su decisión; no la dejarían sola, todo lo contrario.

― ¿Anna? ―la llamo Lee Know con una expresión confusa.

Ella se había incorporado de la ventana, le dio la espalda a ésta mirando fijamente a los ocho jóvenes que tenía enfrente suyo.

Eso, a más de uno, asusto.

―Posiblemente me esté adelantando a lo negativo. Probablemente estoy tomando decisiones precipitadas, pero la corazonada que me indica sobre algo venideramente maligno no se ha borrado de mi desde que llegamos.

― ¿Qué es lo que nos estas tratando de decir? ―preguntó Felix.

―Lo que trato de decir es que no caeré en esto. Sé que algo se esconde detrás de las elegantes paredes de este palacio y seré yo quien lo descubra. ―dijo firmemente soltando cada palabra con la seguridad aumentada en sí misma―. Convirtamos esto en un tablero de ajedrez; seré yo quien mueva la primera pieza.

FIN DEL FLASHBACK

―Está todo listo su alteza imperial.

La joven agradeció al mayordomo quien anunció la finalización de los preparativos. Permitió que sus oídos escucharán los vítores de las personas que esperaban fuera del palacio su aparición por el balcón. Sabía que, una vez colocada en aquel sitió, su identidad saldría a la luz, su pasado sería revelado y su vida terminaría de cambiar.

Conforme fue caminando por el pasillo que conectaba hacia al balcón, su cabeza se inundó de diversos pensamientos los cuales no la dejaban pensar con claridad. Toda la noche había pensado que estaba comenzando a desarrollar una obsesión con este tema, pero no podían juzgarla, se trataba sobre su pasado, sobre su madre y su padre, necesitaba llegar a lo profundo del tema, no podía irse sin encontrarle respuesta a todas sus preguntas.

La cauda de su vestido blanco con diminutos diamantes por todo éste se hondeaba conforme a su caminar, su cabello pelinegro danzaba en un subir y bajar, pero el complemento de su vestir y belleza eran sin duda la mirada decisiva que poseía en su rostro. Era una que avisaba acerca de una tormenta que llegaría de manera imprevista; una la cual ella misma provocaría.

Visualizó a los chicos, aquellos ocho jóvenes los cuales siempre la acompañaron en su viaje, los que siempre estuvieron a su lado en los mejores y peores momentos, pero sabía que esto debía hacerlo sola, no quería ponerlos en peligro porque sabía cómo era la realeza, había escuchado muchas historias acerca de ésta y no permitiría que la oscuridad que se esconde detrás de aquellas coronas les afectará a ellos.

Dio la media vuelta, el aire comenzó a chocar contra su rostro conforme se iba acercando hasta el balcón, las personas gritaban con mayor intensidad al mismo tiempo que la silueta femenina de su futura emperatriz era revelada.

De ahora en adelante, el nombre de Annabelle Van Fritz sería conocido por todos. Conocerían a la persona que tomará el trono imperial de Austria, aquella que se proclamará emperatriz de toda la nación austriaca.

Si quería comenzar la partida de ajedrez, tenía que ser ella misma parte del tablero.

ᴜɴᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇꜱᴀ ᴇɴ ꜱᴛʀᴀʏ ᴋɪᴅꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora