capítulo siete

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Después de un largo periodo de instalación, la servidumbre comenzó a llamar a sus nuevos huéspedes para que bajaran a cenar. Por motivos de estado, la emperatriz no estaría presente durante un par de días, quien se encargaría de poner al día a la fémina sería precisamente su segundo nieto, Leon, el cual no había puesto ningún, pero a ello.

―Cuando tu abuela se va, ¿quién se queda al mando? ―preguntó Anna caminando a un lado del rubio.

―Es nuestra abuela. ―corrigió.

―Espero que logres entender lo difícil que será esto, además sabes porque vine y cuales fueron mis condiciones. ―atacó la pelinegra bloqueándole el paso al chico el cual asintió varias veces comprendiendo su postura―. No quiero sonar grosera, pero no esperes que reciba con los brazos abiertos a una familia que jamás se preocupó en buscarme hasta ahora.

―Y espero que puedas comprender que fue difícil encontrarte, no es como si hubiésemos ignorado tu existencia.

Siguieron caminando por un largo pasillo que conducía hasta el gran comedor en donde ya estaban sentados los chicos esperando a que ella llegará.

―Aun no logro comprender porque me quieren a mi si te tienen a ti, por lo que he escuchado, tú te has hecho cargo muy bien desde que... ―hizo una breve pausa antes de acoplarse a la palabra―, mi padre falleció y eso es increíble puesto que solo tenías dieciséis años.

―Es difícil su majestad imperial. ―cambio al ver el grupo de empleados acomodados extremo a extremo en el comedor―. Mi historia es diferente a la suya; quien tiene total derecho es usted, no yo.

Las palabras en la boca de Anna desaparecieron y su cerebro dejo de funcionar por breves segundos. No lograba entender, ¿su historia? Apenas llegaba y ya tenía nuevas incógnitas en el aire, vaya recibimiento por parte de su familia paterna.

En cuanto la chica estuvo a punto de tomar asiento a un lado de Jisung, una de las empleadas del palacio intervino en su acción.

―Disculpe su majestad imperial, pero existe un orden en la mesa, lamento mi imprudencia, pero es mi deber decírselo. ―expresó la mujer haciendo que Anna volteará a verla de manera curiosa―. Usted debe ir sentada en la silla principal que es donde su padre solía sentarse, así como también su abuela.

Anna miro a Leon y éste a ella, él asintió y, con un poco de recelo, condujo sus pies hacia la silla que la mujer le había señalado, tomo una bocanada de aire sintiendo como la presión de nuevo se apoderaba de ella mientras se sentaba.

―Recordé un hecho que la abuela me conto. ―hablo Leon haciendo que toda la atención se viera fijada en él―. Ella se sentaba ahí, mi tío también, esa silla era la designada para el o la siguiente monarca y ¿saben lo más curioso? Siempre la persona que se sentaba a un lado izquierdo resultaba ser quien tuviera la dicha de contraer nupcias con el heredero o la heredera.

Reacciones hubo muchas pero las más destacables eran, precisamente, las de los que estaban sentados en esas dos sillas en particular.

―Es una tradición que jamás falla. ―sonrío inocentemente el rubio quien bebió después de su copa.

Anna volteó a ver a Hyunjin quien estaba a punto de echarse a reír mientras Lee Know sentía un bochorno enorme invadirle por todo su cuerpo

Leon levantó su copa mirando en dirección a su prima. ―Brindo por Annabelle, la futura emperatriz de Austria y, quien sabe, también ¿por un futuro emperador de la nación?

En ese momento nadie pudo reprimir más sus ganas de reírse y no era precisamente una burla, sino que había sido magnifica la forma en como habían atrapado a esos dos tontos enamorados los cuales aseguraban ser muy bien disimulados en ello, en especial la pelinegra. No podía creer que una persona recién conocida había notado su amor por el chico de cabello negro, talento único y belleza sinigual.

Podía expresar cuanto lo quería, la forma en como lo amaba, reírse un momento de sus situaciones vergonzosas en donde la habían atrapado mirándolo y sonriendo como idiota al verlo, pero no, no tendría tiempo.

Mientras en el comedor todo era risas y platicas amenas con indirectas, detrás, en la oscuridad, alguien miraba los pasos de la chica sin perder ningún detalle.

ᴜɴᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇꜱᴀ ᴇɴ ꜱᴛʀᴀʏ ᴋɪᴅꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora