Abril del 2019
Promociones de MirohAnna estaba sumamente nerviosa por lo que haría. Había hablado con Hyunjin al respecto y éste le alentaba desde entonces. Por eso es que estaba repasando mentalmente lo que iba a decirle a Lee Know aquella noche. Sus actividades del día habían concluido, faltaban solo dos días para que las promociones de Miroh concluyeran y al fin lograrían respirar tranquilos sin sentir el peso sobre sus espaldas.
―Vamos Ann, tu puedes. ―susurro Hyunjin atrás de ella mientras se dirigía a donde el mayor estaba sentado viendo como Felix y Jeongin jugaban videojuegos.
Su cabeza se detuvo por unos momentos, estaba a punto de cometer la mayor locura de su vida, iba a declararle sus sentimientos al chico que le gustaba desde que lo conoció y no sabía cómo iba a reaccionar. A eso estaba temiéndole, pero se mantenía positiva, necesitaba hacerlo porque si no la cobardía le ganaría y se echaría para atrás.
―Eh, Minho, ¿podemos hablar? ―preguntó captando la atención del mencionado quien no dudó en ponerse de pie y subir hasta la terraza del edificio.
Hubo segundos en silencio mientras contemplaban la noche hasta que ella se animó a comenzar la conversación.
―Hay algo que quiero decirte y lo consideró importante.
―Qué casualidad, también quería hablar contigo sobre algo importante.
Una chispa en ella se encendió, ¿podría ser de lo mismo?
No, era demasiado, estaba soñando muy pero muy alto.
―Vale, ¿de qué me quieres hablar? ―preguntó ella.
―No, primero tú. ―él le sonrío y ella se derritió.
¿Cuántas veces ha dicho que ama su sonrisa? Creía que inclusive Hyunjin ya estaba harto de estar escuchando a cada rato que la sonrisa de Lee Know era su punto débil y lo que más le gustaba de él.
―Había pensado mucho en esto así que creo que va siendo hora de que sepas que tú me gu-...
Pero antes de que pudiese concluir la frase, Bang Chan apareció con la respiración agitada y el celular de la ―en aquel entonces― rubia.
―Tenemos que ir al hospital, tu mamá sufrió un accidente y está muy grave.
El mundo de Anna se detuvo al escuchar esas palabras, ambos corrieron en dirección al líder y en menos de lo que podían imaginar, estaban los nueve montados en la camioneta en dirección al hospital en donde la señora Anderson estaba internada. La chica se bajó corriendo hasta la recepción en donde pidió informes de su madre, una de las enfermeras la esperaba abajo y ella respondió diciéndole que se encontraba en terapia intensiva. Sin dudarlo, los condujo por el camino hasta el área donde su progenitora se encontraba permitiéndola ver por medio de un cristal.
Su corazón se detuvo al verla conectada a los aparatos, intubada y con un collarín en su cuello, vendas rodeándole la cabeza manchadas de sangre y el ritmo cardíaco disminuyendo cada vez más. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas pidiéndole a la enfermera que la dejarán verla, pero éste pedido le fue negado puesto que en terapia intensiva nadie tenía permitido entrar debido al estado delicado de salud de los pacientes que pisaban era área.
―Estamos haciendo todo lo posible por salvarla, pero es preferible que hablen con el médico que la atiende. ―dijo la enfermera yendo a buscarlo para avisarle que los familiares de la mujer extranjera estaban ahí.
La sinceridad estuvo presente, ante todo, el médico no podía mentir ni ocultar nada, explicó como estuvo el suceso gracias a los testigos que vieron todo. La cabeza de Anna no podía parar de imaginar el accidente, como el autobús había embestido no solo el auto de su madre sino otros dos más atrás, pero ella había sido quien se había llevado la peor parte. Aviso también que el responsable de tal accidente estaba detenido y que pronto la investigación comenzaría para dictaminar el tiempo en prisión que le darían.
―Debo decirle que se preparé para lo peor, su madre llegó en un estado muy crítico y no puedo asegurarle que pase la noche.
El llanto de la rubia comenzó a desbordarse, Hyunjin estaba detrás suyo sosteniéndola en dado caso que se desmayará o se derrumbará en el piso por lo que pudiesen decirle. Más sollozos se escucharon puesto que no solamente era ella la afectada sino el resto también quienes habían conocido a la señora Anderson, era la más cercana, la que había prometido a cada una de sus madres cuidarlos como si fueran sus hijos.
Apenas hacía dos días que la habían visto con esa sonrisa reluciente y preparándoles un delicioso pastel de naranja con chispas de chocolate en celebración por haber ganado su primer premio en un show musical.
Las siguientes horas fueron tortuosas, la chica no se alejaba del cristal, los chicos seguían con ella en vela esperando a que algún milagro sucediese. Ella rogaba a Dios para que no le quitara lo único que le quedaba, no quería quedarse sin aquel gran soporte ni que se la arrebatara de su lado. La necesitaba viva, quería que la siguiera viendo en su camino, aún faltaban muchas cosas que cumplir y su madre necesitaba verla.
Solo fue cuestión de quince minutos en donde Bang Chan convenció a Anna de que fueran a la cafetería para tomar café. Quince minutos después en donde la misma enfermera bajo hasta la cafetería avisando a la chica que debía subir inmediatamente. Lo hizo solo para que encontrará a su madre luchando para mantener su ritmo cardiaco normal, habían aplicado la técnica de resucitación la cual no estaba ya funcionando. Anna gritaba y golpeaba el cristal llamando a su madre para pedirle que no la dejara sola.
El reloj marcaba las 03:23 AM cuando el monitor marco sin signos vitales a la mujer quien yacía dormida sobre la camilla. Los gritos de la joven se escucharon por todo el pasillo, inclusive en el piso de abajo, entre Hyunjin y Minho tuvieron que sostenerla para que no entrará, pero había sacado fuerza suficiente para quitarlos de encima, entrar y arrodillarse frente al cuerpo de su madre sin vida para rogarle una vez más que no la dejará sola.
Pero los muertos ya no escuchan, ya no pueden hablar y tampoco pueden volver a la vida...
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ᴜɴᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇꜱᴀ ᴇɴ ꜱᴛʀᴀʏ ᴋɪᴅꜱ
Fanfiction𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍 || ❝Esta familia esconde secretos los cuales voy a descubrir❞ Pasado y presente chocan, el jugar a ser una princesa era solamente un pasatiempo para ella, pero ahora se convertía en una realidad. El dejar Corea para ir a Austria sería el...