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Normand Roux se encontraba postrado en una enorme rueda giratoria, amarrado de sus cuatro extremidades, apenas consciente. Llevaba puesto su típico traje de pantalones negros y una camisa blanca, pero esta última estaba abierta y rasgada, prácticamente hecha jirones. Su escaso cabello iba despeinado y su rostro presentaba notables hematomas que me hicieron llevarme una mano en la boca. Estaba claro que había forcejeado. Probablemente tuvo una especie de combate con Bárbara. Pero ya vimos quién ganó.

En resumen, estaba débil y lastimado. De hecho, solo era capaz de abrir un solo ojo. Su pecho subía y bajaba, intentando buscar aire para regenerar su cuerpo. Apenas se inmutó cuando Bárbara quitó la tela. Sus ojos no tardaron en conectarse directamente con los de su hijo menor.

Y Elián... Él estaba petrificado. Veía a su padre con terror y, probablemente, con culpa. A pesar de que lo odiaba y tenía muchas cuestiones pendientes con el hombre que tanto daño le hizo a su madre, obviamente no quería verlo de esa forma. Eso se notaba en el brillo de su mirada.

Después de todo, seguía siendo su padre. Y estaba un noventa y nueve por ciento segura de que una parte de él, en las profundidades de su corazón, deseaba arreglar las cosas con él.

—Bájalo de ahí— le gruñó a Bárbara—. ¡Bájalo!

—No haré tal cosa. ¿Sabes lo que me costó subirlo aquí?— dijo, señalando la rueda— Además, esto es parte de tu regalo de cumpleaños. Yo haré girar la rueda y tú lanzarás los cuchillos.

—¡¿Qué diablos te sucede?! ¡Es mi padre!

—¡Él no es tu padre! ¡Nunca actuó como uno!— rugió— ¡Y tú lo odias! ¡Recuerdo perfectito cómo dijiste que él debía estar muerto!

Elián tragó saliva ante ese recuerdo. "¡Tú deberías estar muerto, no mi mamá!". Esas fueron sus palabras en la cena que tuvimos en Londres, días antes de la boda de Tarah.

—Y-yo... Yo no quise decir eso— dijo en un susurro, mirando apenado a su padre, quien lo escuchaba con atención—. La furia me ganó.

—Oh, vamos. ¡Apenas puedes verlo a los ojos! ¡Te estoy dando la posibilidad de deshacerte de él!

—¡No lo quiero muerto!— a pesar de que le gritaba a Bárbara, de algún modo parecía dirigirse a Normand— Es cierto que... lo odio. Hay cosas que no soy capaz de perdonarle. Pero... sigue siendo nuestro padre— esto último lo dijo mirando de reojo a sus hermanos—. Alguna vez actuó como uno. Y mamá... —tragó saliva— ella no querría esto.

—¡¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?! ¡Tu madre soy yo!

—¡Lo único que eres es una puta psicópata!

—¿Ah sí?— por la forma en que su rostro se retorció de dolor, caí en cuenta de que Elián había traspasado los límites de Bárbara. La mujer llevó una mano a su espalda y de allí sacó una revólver. El aire se atascó en mi garganta cuando le apuntó a Normand— O lanzas esos cuchillos, o yo le disparo. Tú eliges, cariño.

Hablaba en serio. Ni su voz ni su brazo temblaron en lo absoluto. El miedo recorrió las miradas de todos. Ahora que estábamos ante la presencia de un arma, las posibilidades de huir y salir ilesos en el intento se esfumaron como el viento. Definitivamente estábamos frente a un peligro más grande del que creíamos. Bárbara podía apretar ese gatillo cuando quisiera.

Todos los Roux se mostraron pálidos, pero en especial Elián. La vida de su padre estaba entre sus manos. O intentaba no darle con los cuchillos, o permitía que Bárbara lo matara de una vez.

Le tomó varios segundos recuperar la compostura. Elián tomó una larga respiración y lentamente se acercó al escenario con los cuchillos en manos y muy tembloroso.

Magic (+18 ) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora