IV. Convenciones Y Exorcistas

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Cada cierto tiempo y cuando las cosas se ponen complicadas en temas espirituales, los exorcistas e investigadores paranormales son convocados por el gobierno para discutir los asuntos importantes en una convención. Para suerte de Jungkook, ese año se llevó a cabo en Londres, por lo que no tuvo que viajar durante horas, simplemente recibió el lugar de su hospedaje y se quedó allí hasta que llegó la hora de asistir.

───No puedes ir conmigo. ───Avisó acomodando la gabardina negra sobre sus hombros, mientras el demonio lo miraba receloso y con brazos cruzados en una esquina de la habitación. ───Sigues siendo un demonio, incluso si te presentas en tu forma humana lo notarán. Son expertos. Además, hay protecciones.

Taehyung resopló.

───Bien, pero cuando las almas te estén carcomiendo los tímpanos no me llames para aparecerme en medio de la reunión. ───Bramó, sentándose en la punta de la cama.

───No lo haré. ───Declaró el exorcista al terminar de arreglarse el cabello.

Taehyung desapareció dejando un ambiente pesado en su lugar, Jungkook suspiró y tomó el rosario que descansaba en un lado de la cama, lo envolvió en su mano como ya era costumbre y besó la cruz carmesí antes de salir.

Hasta ahora, había conocido a muchos colegas que tenían personalidades totalmente distintas, pero todos tenían una característica en común: eran de mente aguda y discreta. Todos tienen secretos, pero estas personas son realmente buenas para guardar secretos hasta el último día de sus vidas.

───¡Pero si es la estrella del show! ───Seokjin lo tomó de los hombros. ───Estoy siendo humilde, no te emociones. ───Le susurró, arrastrándolo lejos de las personas que buscaban saludarlo.

───Pensé que te habías casado. ───Jungkook contempló divertido al ver las manos desnudas de su amigo.

───Ssssh, para el resto aquí no lo estoy. ───Rio nervioso, viendo alrededor.

Jungkook negó, rodando los ojos al ver que el rubio saludaba a una rubia sentada en la barra.

───Claro. Guardaré tu secreto, pero si tu esposa pregunta, ya sabes que no puedo mentir. ───Avisó, apretando los labios inocentemente.

Seokjin lo zarandeó de la nuca de un lado al otro, Jungkook tuvo que aguantar la mueca de dolor para no llamar la atención de su compañero. Últimamente, había descubierto marcas de dedos y moretones en distintas partes de su cuerpo, la mayoría siempre estaba en la nuca o en alguna parte oculta del cuello. El culpable era claramente el demonio que se había autoproclamado el guardián de su alma. Mientras dormía por la noche, el demonio se acerca sigilosamente para poner sus garras sobre él y robarle algo de vitalidad.

Si Jungkook fuese un humano común y corriente, hace mucho tiempo habría quedado como un cascarón viejo luego de todas las noches siendo absorbido, pero por fortuna, su fuerza vital era suficiente para Taehyung y para él. Al menos hasta llegado el momento.

El jefe de la organización estaba rodeado de personas unos cuantos pasos lejos de Jungkook, sin embargo, el susodicho pudo sentir su mirada llamándolo. Se disculpó con Seokjin y se deslizó entre la gente para saludar a Kai.

───Todos vengan. Saluden a nuestro investigador más solicitado. Además denominado. ───Su jefe se le acercó rápidamente, abrazándole por los hombros, el pelinegro sonrió saludando a los exorcistas alrededor.

Ojos suspicaces lo recorrieron y husmearon en el traje que llevaba, en el rosario que se enredaba en sus dedos y Jungkook esperó qué nadie notara las marcas en su nuca.

The Exorcist ¦ TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora