Era una típica mañana de verano en la que las dos estaban tiradas en las hamacas del jardín de la casa de Chiara. No estaban haciendo nada, simplemente se acababan de dar un baño en la piscina y miraban sus móviles mientras tomaban el sol. Era algo que hacían casi todos los días de verano. Violeta se presentaba cada mañana en casa de Chiara en torno a las 10 o las 11 de la mañana o al contrario, se bañaban en la piscina o bajaban a la playa y luego pasaban el rato juntas. Por las tardes, solían juntarse con más amigos o hacer planes más variados si es que Chiara no tenía ninguna cita con alguna de esas chicas que conocía en Tinder. Desde que se había descargado la app a principio de verano, no paraba de quedar con chicas.
A Violeta no le molestaba el asunto ni mucho menos. Su amiga podía hacer lo que quisiera con su vida. El problema era que cada vez que iba a quedar con alguien le mostraba a la chica y a la pelirroja le daba una punzadita en el corazón. Por todos era sabido, a excepción de Kiki, que lo que sentía Violeta por ella no era algo de una simple amistad, era algo mucho más fuerte pero siempre lo había ocultado por miedo a estropearlo todo. Ahora que Chiara había entrado en esa racha de querer tener algo con cada lesbiana o chica bisexual que pasaba por Menorca y que encontraba en Tinder, se sentía triste a veces y se comparaba continuamente con todas esas chicas que su amiga le enseñaba.
- Mira, con ella voy a quedar esta noche. Cena, vino y lo tengo todo hecho. - Dijo Kiki enseñándole a su mejor amiga la foto de una chica rubia bastante guapa.
- Sí, muy guapa. Pero, ¿no crees que ya has quedado con todas las lesbianas y bisexuales de Menorca? Kiki, es que lo tuyo es de estudio. Con ninguna has quedado una segunda vez.
- Ya, es que ninguna realmente... Me ha llenado. O sea, está genial pasar un rato con alguien sin compromisos, solo por diversión y nada más. No sé, yo estoy bien así. No necesito mucho más. El día que encuentre a alguien con quien conecte, todo cambiará supongo.
- Creo que tenemos formas diferentes de ver la vida en ese sentido.
- Será eso.
La morena siguió hablándole a su amiga de la chica con la que iba a quedar aunque se quedó un poco pensativa después de las palabras de Violeta. No le habían ofendido ni mucho menos, eran opiniones distintas que había que respetar pero le había hecho pensar si ese era el rumbo que quería darle a su vida en cuanto a amor, quedar con chicas una sola noche y no volver a verlas nunca. De momento, ese verano quería divertirse. Al final, conocer gente nueva siempre estaba bien, fuera para lo que fuera.
La rutina de ese día no fue distinta a la de los demás. Después de tomar un rato el sol, volvían a la piscina. Ese día, el hermano pequeño de Chiara estuvo con ellas y jugaron los tres juntos. Después, la pelirroja comió allí. Para la familia de la medio británica, Violeta era una más. Llevaban siendo mejores amigas desde que, hacía 10 años, la familia de Violeta, proveniente de un pueblo de Granada, se había mudado a la casa de al lado. Pese a llevarse tres años, las niñas empezaron a ser amigas desde el principio, al igual que sus hermanas pequeñas que tenían una edad parecida y eso hizo que sus padres también iniciaran una amistad. No solo eran vecinos, sino también muy buenos amigos.
Esa tarde, no salieron de casa. Se encerraron en el cuarto de Kiki para que su amiga pudiera ayudarla a escoger outfit para su cita de esa noche. Violeta sufría un poco con esos asuntos pero, ¿cómo iba a decirle que no a esa carita de perrito triste que le ponía siempre? Era su debilidad. El resto de sus amigos siempre bromeaban con que la granadina era una mandada y que siempre estaba al servicio de Chiara, a lo que respondía enfadada siempre porque sentía que la estaban exposeando demasiado.
La elección de outfit no fue nada difícil. Violeta era poco objetiva y decía que todo le quedaba bien así que apenas llevaba unas cuantas pruebas y Chiara ya había elegido lo que iba a ponerse. Era un vestido azul y blanco veraniego, muy bonito, el favorito de Violeta porque la del pelo negro solía ponérselo mucho cada vez que iban a ver el atardecer en la playa y hacían pequeñas rutas por la carretera de Menorca buscando el mejor sitio para verlo. Esos días eran de disfrutar de unas cervezas en la playa que les apeteciera y de hacerse muchas fotos con los atardeceres tan bonitos que ofrecía la isla. Tenían una colección enorme de fotos de cada verano con el atardecer de fondo.
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One shots - Kivi
FanfictionPequeñas historias de Chiara y Violeta, concursantes de OT2023.