One shots - Kivi

dreams come true

Se despidieron por la mañana porque Violeta iba a pasar todo el día fuera de casa trabajando. Chiara marcharía hacia el mediodía en un avión a Menorca. Quería aprovechar para pasar un par de días con su familia antes de los conciertos porque, a partir de entonces, empezaba la gira y a no ser que ellos fueran a verla a Madrid o alguna otra ciudad donde tocara, ella no podría ir a su casa en un tiempo. Entre semana, estaría trabajando en Madrid y los fines de semana, casi siempre, le tocaba concierto así que era el momento de volver a casa aunque solo fuera por cuatro días.

- ¿Llevas todo lo que necesitas? Revísalo bien y si no, yo te lo llevo mañana.

- No te preocupes, Vio. Va todo de verdad. Si al llegar allí veo que me falta cualquier cosa, ya te aviso pero no lo creo.

- ¿Seguro? No te vayas a olvidar la guitarra roja, por Dios.

- De verdad que no, va a ser lo primero que coja antes de salir. ¡Tranquila! Estás más nerviosa que yo, Vivi.

- Es que quiero que te salga todo muy bien, has trabajo un montón.

Chiara hizo un puchero y se abrazaron. Le enternecía mucho que Violeta estuviera nerviosa y preocupada por ella y por sus conciertos. Ella viajaría a Menorca al día siguiente porque tenía un jueves bastante completo de trabajo y no podía dejarlo así que tendría que irse al otro día para poder cumplir con lo que tenía que hacer. La morena le había insistido en que, de verdad, no hacía falta que fuera a los dos primeros conciertos porque había más oportunidades de verla en otros lugares pero ella había insistido. Violeta sabía lo importante que era su tierra para Chiara así que verla estrenar su gira en el sitio que la vio crecer era algo que tenía que hacer sí o sí. Y, ¿a quien iba a engañar? A la menorquina le hacía una gran ilusión que Violeta estuviera allí con su familia, sus amigas de todas la vida y su gente para verla.

Violeta salió casi corriendo de casa no sin antes darle unos cuantos besos a Chiara. Había querido alargar la despedida con su novia más de lo que debería pero tenía que irse o la volverían a regañar en el estudio por llegar tarde, algo que pasaba con mucha frecuencia. La morena se quedó recogiendo la mesa después del desayuno y ordenando un poco la casa. Cuando llegó la hora, pidió un taxi, no sin antes dejar todo lo que tenía que llevarse a Menorca en la entrada. Si Violeta le había advertido de que tuviera cuidado con no dejarse nada, era precisamente por el desastre que era así que hizo eso para asegurarse de que iba todo.

Cuando estuvo en el aeropuerto, se subió al avión más que emocionada. No solo iba a ver a su familia después de casi un mes sino que además viajaba a su isla para dar los dos primeros conciertos de su gira. Se pellizcó a sí misma unas cuantas veces pero, no, no era un sueño, allí estaba. Su madre y su hermana fueron las encargadas de ir a recogerla al aeropuerto. En cuanto las vio, se abalanzó sobre ellas y las abrazó. Las había echado muchísimo de menos. Cuando llegó a casa, abrazó también a su padre y a su hermano. Estaba tan feliz de estar allí de nuevo.

El primer día en Menorca pasó rápido. Por la noche, fue a cenar con sus amigas pero no volvió muy tarde a casa. Al día siguiente, pasó la mañana sola en casa. Sus padres trabajaban y sus hermanos iban a clase. Aprovechó para hablar con Violeta y asegurarse de que llegaba a tiempo a coger el vuelo. Llegaría a la isla a mediodía, justo para la hora de comer. Joey no sabía que su pelirroja favorita estaría en casa ese fin de semana así que se iba a llevar una gran sorpresa cuando la viera entrar a su casa para comer con ellos.

Cuando Violeta estaba ya a nada de aterrizar, se pasó a recoger a Jasmine al instituto y se fueron juntas a esperarla en el aeropuerto. No tardó en aparecer. A Chiara se le dibujó una sonrisa en la cara cuando vio que de nuevo su novia estaba en casa y además por la mejor de las razones. Jasmine se fue directa a abrazarla. Violeta y ella se llevaban muy bien. Cuando la pelirroja visitó Menorca por Sant Joan, se habían hecho prácticamente mejores amigas.