Capítulo 17: Aborto

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Runa Rossel en todo este tiempo hizo muchos cambios en la historia que tanto adora recitar sus guiones de memoria, los personajes que se hicieron amar aun cuando fueran secundarios y la apariencia física hermosa de personas tan idiotas. Tal vez si ... Edward y Bella no hubieran sido tan impulsivos, tal vez ella no hubiera hecho lo que ha hecho, tal vez no se involucraría en arruinar sus vidas o simplemente los apreciaría. Pero en toda la historia siempre tomar decisiones tóxicas e impulsivas, que orillan con coraje en la sangre a realizar actos inmorales.

En este caso, Runa había obviado el hecho de que su plan ya lo había realizado, pero lo había hecho creer a su esposo y cachorra que todavía no estaba hecho. Pero era una pequeña mentira piadosa, se había vuelto loca en cuanto pisó la isla y los encontró justo al momento en que terminaban la llamada con el enfadado o decepcionado Carlisle Cullen. Indefensos, asustados y preocupados. Edward quería el aborto por sobre todo y Bella quería a aquello que crecía en su interior. Pero aquello no era concebible, ella lo sabía, por lo que entró y como toda ridícula hizo su aparición como si aquello fuera un robo... Vestida de negro, con la cara cubierta completamente de negro y solo se podía ver sus ojos rojos, rojos de la ira por haber hecho tal estupidez.

Al estar lejos de Thomas o Leah no tendría humanidad cerca, por lo que su estado vampirico estaba al tope. Pero tal como ya estaba marcada tuvo que bañarse en agua de cenizas para acabar con el aroma que sus lobos dejaban en ella y por consiguiente hacer uso absoluto de su don. Escudo externo.

Encapsuló a Edward en un escudo, imposible de salir. Agarró a la humana y la tiró a la cama. Los gritos de angustia, desespero y miedo no tardaron en llegar a sus oídos. Sin embargo, aunque Edward gruñó y amenazó con matarla ella hizo el acto final para aquel embrion avanzado.

Aplastó tan fuerte el vientre de la madre al punto de escuchar un crugido hasta los huesos, de la boca de Bella salió sangre y un grito inaguantable de dolor. Trató de apartarla pero el dolor no la dejaba actuar en defensa, y de su cinturilla sacó un cuchillo para cortar carne, uno grande.

-¡No lo hagas! -gritó suplicante Edward, impotente.

-¡E-edward...mgh! Ah!-gritó tan agudo, que sus iris se fueron hasta arriba al sentir cinco clavados del cuchillo en el vientre. Justo donde albergaba cualquier tipo de posibilidad para la concepción de un bebé.

Sintió la dureza de algo buscar protegerse, lo intentó pero la voz suave y amarga susurró.

-Perdoname querubin... Este no es tu destino...hoy no.

Y tras ello, agarró con fuerzas el mango del cuchillo, y rajó tan fuerte como pudo, abriendo el vientre para sacarlo del estomago a fuerzas. Arrojó al feto sin vida a los pies del padre, horrorizado para luego ver como la humana convulsionaba. Mucha sangre salía de todos lados.

La vampira salió de allí. Sabía perfectamente que Edward Cullen la convertiría para salvarla, pero en el camino a salir, se llevó consigo el feto muerto. No sería tan estúpida de dejarles con algo así, si ya iban a crear un híbrido... ¿qué les impedía morder a este feto e intentar reanimarlo para convertirlo en inmortal? Y tras ello, corrió tan rápido como pudo. Se arrojó al agua y dejó que el cuerpo fuera consumado por algun animal feroz del mar. Era doloroso no dejar siquiera un cuerpo del bebé a la madre, pero eran tan estupidos esos dos que cualquier abominación saldría bajo su cuidado.

Sin más, se aprovechó del agua y se deslizó por el para acabar con la sangre, aroma y demás. Saliendo y volviendo a Forks con aroma a agua salada. Sus lobos no se dieron cuenta de sus acciones previas y tan solo esperaba ver los resultados de todo eso.

[...]

Dos años habían pasado, dos años desde que los Cullen se habían marchado de Forks. Dos años donde Carlisle había decidido que se asentarían en una residencia privada en Alemania, donde solo reinara la nieve y muy pocos días soleados. Su esposa sentía mucho pesar por haber tenido que perder a Edward y también a Rosalie. Tras haber desvinculado del apellido a Edward por la clara desobediencia y prevención a la procreación, Rosalie salió como abogada, defendiendo al bebé que la humana gestaba, que esperaba la llegaba del matrimonio reciente para cuidar aquel bebé para sí misma. Por consiguiente, Emmett también fue con Rosalie, dejando al clan Cullen bastante disminuido en cuánto al numero de integrantes; los únicos que habían quedado como hijos legales de Carlisle fueron Alice y Jasper.

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