Capítulo 19: Vulturi

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Volterra - 2012

Aro Vulturi se encontraba mirando con tanta admiración y regocijo al frente de su trono. Tres parejas escurridizas se encontraban al fin ante su merced. Dos perros queriendo custodiar y cuidar con todo su ser a una vampira.

-La primera vez que tuvimos el placer de conocer la existencia tan irracional de un vampiro compañero de un lobo fueron hace tres siglos atrás. Sin embargo, en cuánto llegamos a investigar el lugar, ninguna prueba existía latente...-empieza a decir con pose inquisitivo- La segunda vez fue entre los recuerdos de Carlisle Cullen, una inofensiva humana y su pareja, y luego una vampira con un lobo pidiendo su ayuda por una sosa situación -cuenta con su segundo dedo levantado mientras se levanta de su trono y toma el mentón de la mujer de ojos rojo anaranjados- La tercera fue entre los pensamientos de Edward Cullen, claro antes de que fuera extinto. Has sido la más escurridiza de entre todos los vampiros que he buscado tener, es patético verte tan callada sabiendo lo estratégica y cautelosa que has sido por tanto tiempo.

Runa se encontraba mirándolo seria pero con una postura tensa, pero rictus despreocupado. Thomas gruñó con recelo ante el toque de ese vampiro.

-¡No la toques con tus sucias manos!-gruñó sin poder detener su boca. Thomas siempre había buscado ser el refugio y protección de su mujer, y verla al merced de estos mequetrefes, lo hacía arder en rabia.

Leah se encontraba malherida, agarrada del cuello y brazos bajo la custodia de Alec Vulturi. Mientras que Thomas se encontraba bajo la misma situación, solo que agarrado por los cabellos por Demetri Vulturi.

Habían atrapado a los tres por una tonta estupidez en que los tres se habían separado en un supermercado en Brazil, para comprar insumos pero no contaron con que los vampiros estos los atraparan. Amenazando con matar a los dos lobos en pleno supermercado ante Runa. Ella cedió antes de hacer una estupidez, estaban atrapados.

-¡Callate chucho!-siseó Demetri, golpeando la costilla de Thomas, haciendolo caer de rodillas con sangre en la boca. Una costilla rota.

Aro pudo ver perfectamente como los ojos de la vampiresa, más específico los iris se estiraban con tal molestia.

-Maravilloso, eres tan excentrica que hasta las características en tus ojos cambian. ¿Porqué no estás protegiendolos con tu escudo? Según Edward, no podían acercarseles-preguntó Aro, llevando sus manos a tomar la de ella. Pero no podía ver nada y aquello solo confirmaba que estaba en uso el don.

-¿Porqué estás dejando que los dañemos? Son tus compañeros no? O es que... ¿Acaso todo fue un artificio creado por ti hacia ellos?-preguntó Caius mientras se levanta a mirarla de cerca- Nos quieres manipular.

-Manipular no. Ustedes no se merecen ni eso. -siseó molesta por la sobrepreocupación de sentir a su esposo lastimado. «Thomas resiste solo un poco más, por favor»pensó para sí misma Runa.

-¡¿Cómo?! Según tu, ¿Qué crees que nos merecemos?-siseó Caius tan molesto que la toma del cuello, levantandola muy por encima del suelo. Runa inmediatamente toma la muñeca del vampiro intentando quitarselo.

-Nada más de lo que ya tienen. ¿D-de que les sirve tanta estupidez de poder si siempre terminan por destruir a los suyos? Lo que les falta es más autoridad no poder. Respeto, no miedo. Confianza, no estar utilizando un don para manipular a todos. -defendió sus principios tan redundantes al nivel que patea los huevos del vampiro y se sale de su agarre acercandose, dando un paso atrás lejos del agarre de los reyes.

Aro aplaude maravillado por como actúa la mujer, sonríe divertido por lo ocurrido con su hermano. Caius sisea y está a punto de ir contra ella para acabarla pero lo detiene.

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