❝ I wanna break his heart
then be the one to stitch it up❞
En donde Allison Maybank
emprende una emocionante y
arriesgada búsqueda del oro
junto con sus mejores amigos y hermano.
O
En donde Rafe Cameron
se esfuerza por ganarse el
respeto y orgul...
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「 ❝Increíble❞ 」
RAFE EMPIEZA AABRIR sus ojos al escuchar ruido al exterior de la habitación.
Se levanta de la cama del chico Maybank, acostumbrándose a la luz del día colandose por la ventana y sale de la habitación.
—Buenos días—saluda el Cameron a la rubia. Esta voltea hacia el y sonríe ante la imagen del chico somnoliento, con el cabello revuelto y sus ojos más chicos de lo normal debido a que venía recién despertando.
—¿Te has caído de la cama?
—Que chistosa.
—¿Como dormiste?
—Bien, aunque fue extraño despertar con el olor de tu hermano impregnado—formó una sonrisa. Aunque más que una sonrisa, fue una mueca.
—Era eso o que durmieras en la cama de mi papá—ella encogió sus hombros—¿Quieres algo para comer?
No dejó que el chico le diera respuesta y se dirigió a la cocina. Abrió la nevera para revisar que había para poder comer, pero no se encontró con nada más que potes de comida vacios y botellas de cerveza. Abrió los estantes y tampoco había nada.
Formó una línea con sus labios—Mierda.
—¿Qué pasó?—el chico le preguntó al oír su maldición.
—Lo siento, Rafe. No tengo nada que ofrecerte.
—Si quieres puedo invitarte a desayunar a algún lado—ofreció.
Ella meneo la cabeza.
—No, por mi no te preocupes. Ve tú.
—Vamos, es lo menos que puedo hacer.
La chica lo observó por unos segundos y la sonrisa que le brindaba el la animó a aceptar, olvidando por completo que sus amigos debían pasar por ella en un corto rato más.
[...]
Rafe dejó ingresar a la chica al pequeño local de café que había en el lado norte de outer banks. Este era de tonos hogareños, luces cálidas y estaba todo sumamente ordenado. Refinado, pero hogareño. Algo que estaba poco acostumbrada a ver ella.
—Que bonito—dijo ella escaneando el lugar con una sonrisa.
Como tú >> quiso decir Rafe, pero se contuvo y se dedicó a mirarla con una sonrisa, viendo como ella miraba con atención cada detalle del local.
—¿Ahí está bien?—la chica señaló una mesa desocupada en un rincón.
—Mhm.
Los dos se dirigen a esta y se sientan frente a frente. Al instante llega un chico a preguntarles que se iban a servir. Ambos coincidieron en pedir un café acompañado de unas galletas dulces y pastelillos. Para endulzar la mañana.
