𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒

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Cillian no fue al instituto ese día, a pesar de que hubiera llegado uantes del almuerzo. Se sentía un poco entumecido, desganado y aunque no tenía ni idea de cómo se sentía un dolor de cabeza, supuso que debía de ser algo como sentía en aquel momento luego de más de veinticuatro horas sin pegar un ojo.

Aunque no quería admitirlo... la verdad es que no estaba muy seguro de cómo afrontar la situación. O qué pensar.

No entendía qué estaba sucediendo y analizar las cosas tres, cinco, diez y veinte veces no lo estaba ayudado. Cada vez tenía más preguntas que respuestas y no eran cosas que pudiera preguntarle a Jason.

Antes de abandonar la oficina de su padre, Cillian había fotografiado toda la 'evidencia' con la cámara de fotos que Sarah y Will le regalaron la Navidad pasada y había descargado todas las imágenes en su computadora, guardándolas en una carpeta con contraseña. Tal vez no fuera a proveer de mucha seguridad, pero nadie tocaba nunca su computadora y una barrera más era una barrera más sin importar qué tan inútil. Luego, había devuelto todos los documentos a su escondite y pegó el papel una vez más antes de colgar el tartán y meter los guantes de nitrilo en su mochila—ya más tarde los descartaría en la escuela y nadie se enteraría de nada.

Excepto que no había ido a la escuela ese día y... estaba evadiendo sus problemas.

Lo hacía sentirse un cobarde, pero la parte racional—una parte muy pequeña en él, le hacía consciente de que era bastante normal sentirse así. ¿Cómo más podría reaccionar aprendiendo lo que había aprendido? Cillian no tenía todos los detalles, pero había leído lo suficiente como para entender que los Cullen no eran familiares, y que eran muy, muy viejos.

Suspirando, apagó la colilla del cigarrillo en el cenicero de su habitación, observando la fina llovizna detenerse y sintiéndose claustrofóbico luego de estar tantas horas atrincherado en su casa.

Aunque en realidad no era la cantidad del tiempo que había pasado encerrado, sino la razón. Eso era lo que le estaba haciendo sentir claustrofóbico.

Incluso había llegado a evaluar la posibilidad de pedirle a Jason que pusiera rejas en las ventanas.

Necesitaba exactamente lo contrario. Necesitaba salir. Era ridículo sentirse tan arrinconado por algo que en el presente momento no podía tocarle. Cillian había intuido que los Cullen estaban metidos en asuntos turbios —y ahora sabía que definitivamente lo estaban—, pero a no ser que le estuvieran espiando, ninguno de ellos sabría que Cillian estaba al tanto de algunos detalles bizarros como para hacerse cargo.

Realmente tenía que salir de la casa.

Tomó su celular y le marcó a Tyler. En la espera, encendió otro cigarrillo y estiró el cuello para mirar mejor las nubes. Se estaba despejando con bastante rapidez. El clima era así allí, las lluvias eran constantes pero a veces, los chubascos durarían un par de minutos, el cielo se descubriría —lo que no necesariamente significaba sol—, y aunque era tentador pensar que el resto del día estaría así de claro, uno nunca podía confiarse. Con la misma facilidad con la que se despejaba el cielo, una tormenta volvía a aparecer.

Hey Cill, ¿qué hay? —respondió Tyler al otro lado de la línea, y Cillian pestañó, regresando su atención al teléfono.

—Ty, hola —dijo—. Yo... me estaba preguntando si tienen temporada de caza aquí.

Ah... sí, las hay, ¿por qué? ¿Tu familia caza?

—Sí, yo cazo y tenía ganas de salir hoy, pensaba invitarte —explicó—. ¿Cuál es la temporada legal?

ℝ𝔼ℚ𝕌𝕀𝔼𝕄 𝕆𝔽 𝕃𝕆𝕍𝔼 ━ Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora