𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏

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7 de enero de 2005

Algo peor que ir al aeropuerto... era ir tarde.

—Permiso... disculpe... lo siento, voy a pasar... ¿podría moverse...? —la paciencia jamás había sido una de sus virtudes—. Por Dios... ¡ya muévase!

Era un problema frecuente en el aeropuerto, Cillian había lidiado con esto varias veces en su vida y esta ida por la terminal no fue diferente. Por el momento, ser la cabeza más alta le hizo liderar la fila, Sarah le seguía el trote a buen ritmo y Will detrás de ella era quién realmente refunfuñaba.

—Domingo después de Reyes —masculló—, cuando más lleno está el aeropuerto... ¿quiere alguno explicarme por qué este día para viajar?

Como de costumbre cada vez que se ponía con ese humor odioso, Sarah y Cillian le ignoraron. Era ya bien sabido que Will odiaba los aeropuertos, no soportaba los empujones ni el barbullo constante acompañado de estrés.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegaron a la puerta de la terminal y Cillian clavó los tobillos, deteniéndose para saludar. Suprimiendo el suspiro de resignación, le dio un abrazo a Sarah y chocó palmas con Will antes de darse unas palmaditas en la espalda.

— ¿Estás seguro de esto? —preguntó Sarah, preocupada.

No. No lo estaba.

—Claro —mintió. Siempre se le había dado muy bien fingir buen humor—. No se preocupen por nada, todo estará bien.

Fue el turno de Sarah de suspirar con resignación.

—Bien. Saluda a tu padre de nuestra parte.

Will chasqueó la lengua: —Su padre puede irse a l...

Antes de que pudiera terminar, Sarah le dio un manotazo en el pecho para que se callara. No era noticia nueva que no les agradaba el padre de Cillian, ni a ellos, ni a sus amigos... ni a su madre tampoco, irónicamente.

Cillian lo entendía. Sarah y Will tenían un matrimonio muy unido y fueron buenos amigos de su madre, como tal, ellos estaban al tanto de todo el drama ocurrido. No era sorpresa que no les simpatizara.

Cuando se giró para abordar el avión, sus ojos se detuvieron brevemente en la esquina de la izquierda. En un aeropuerto de tal tamaño, era mucha casualidad que se encontrara a la misma persona dos veces. El hombre era pálido, de ropa casual y castaño, Cillian lo había visto primero en el estacionamiento del aeropuerto y ahora se encontraba cruzado de brazos sentado en la fila de sillas de espera. El hombre le sonrió cortésmente y asintió con la cabeza, Cillian le devolvió el gesto únicamente por buenos modales.

— ¡Cill! ¿Qué te pasa? ¿Cambiaste de opinión o qué? —Preguntó Sarah, dándole un suave empujón—. Aborda el avión antes de cierren las puertas, ¿quieres?

Regresando al presente, dejó las rarezas paranoicas detrás.

El avión.

Estados Unidos.

La casa de su padre. Jason Scott.

Correcto.

Londres estaba lluvioso cuando abordó el avión, como siempre, algo con lo que podría relacionar su próximo destino, el condado de Washington en los Estados Unidos. Habían pasado unos años desde la última vez que pisaba Norteamérica. Antes solía pasar los veranos allí, pero eso se terminó luego de una... situación, tensa, que surgió.

ℝ𝔼ℚ𝕌𝕀𝔼𝕄 𝕆𝔽 𝕃𝕆𝕍𝔼 ━ Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora