Si en algún momento sentiste que no encajabas o muy perdido en el mundo y sobre todo contigo mismo, quizás te identifiques con algunos de mis versos.
Versos que no son más que pedazos y vivencias de mi alma. Cada palabra es un fragmento de un crista...
El ícono para esconder nuestros rostros, para ocultar quién somos. Desde los bailes de máscaras o los médicos de hace años atrás, jugábamos debajo de ellas a rebelar parte de lo que éramos.
El resto del mundo ignoraba quién éramos en realidad y les gustaba esa exteriorización que había en la máscara.
Hoy, las seguimos usando, solo que llevan nuestro mismo rostro, pero su uso es el mismo: esconder nuestro verdadero ser.
Cuentan las leyendas que portamos, 3 de ellas, pero y las que usamos más de eso, aquellos que utilizamos una para cada persona.
Jugando y complaciendo al resto, mostrándole lo que quieren ver, sometiéndonos a su imagen de nosotros mismos y no siendo nosotros.
¿Por qué esconder? ¿Acaso el miedo al rechazo es más fuerte, que el deseo por la aceptación?
Pues sí, es mucho más fuerte, es como un tornado que arranca los árboles que por años han estado unidos a la tierra, despojándoles de su confort y su vida.
Por lo que no, no mostraremos ni revelaremos lo que somos. Las máscaras nos cuidan y protegen, porque nadie quiere ver el verdadero yo de nadie.
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