La caja

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-¡¡Ayuda!!-
Grito desesperada, me han encerrado en una caja, tan ajustada que no puedo casi moverme, si acaso rasgar y rozar un poco los extremos.
Por pequeños agujeros miro al resto del mundo, cómo las personas se mueven, cómo hablan de mí, qué dicen y escucho de voces bajas, solo hipocresía.
Quiero salir y echarles en cara todas sus mentiras, todas esas falsedades que, por mantener un papel ante los ojos de los demás, dicen y juran, es verdad cuando no lo es.
Siento cómo he perdido el control sobre mi cuerpo, no puedo hablar, estoy inmóvil, solo me queda mirar y escuchar.
La rabia se acumula en mi centro y quiere explotar, pero una vez más la caja me detiene. No puedes decirlo porque ya tu piel no te pertenece, es parte de algo llamado sociedad.

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El laberinto de mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora