Asco fue lo primero que sentí al ver aquellos ojos que me devolvían la mirada, ver cada línea y cada grasa extra que era muy visible en aquel cuerpo.
Cada día que pasaba aumentaba la náusea por aquel físico, más peso, más grotesco, más incómodo, la ropa ya no le quedaba igual se le veía pequeña entre toda aquella enorme masa corporal.
Si le añadimos a los rasgos exagerados del rostro que ya de por sí odiaba desde hace años, le parecía que era un monstruo.
Al principio respiraba y trataba de ignorarle, pero a medida de los días se hacía casi imposible hacerlo.
Evité mirar en cada espejo o superficie reflectante como si así pudiera esconderme de mí misma.
En algún punto dejo de importarme o mejor vamos a decir que guardo todo aquella en una pequeña caja de Pandora.
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El laberinto de mi ser
PoesíaSi en algún momento sentiste que no encajabas o muy perdido en el mundo y sobre todo contigo mismo, quizás te identifiques con algunos de mis versos. Versos que no son más que pedazos y vivencias de mi alma. Cada palabra es un fragmento de un crista...