Reflejo

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Atada de rodillas, en el suelo, como si fuera un animal, frente a aquellos cerdos ignorantes a los que podría matar con un suspiro, pero esos ojos, esos ojos que ahora me miraban con soberbia cuando en algún momento brillaban por mí, me detenían a hacerlo, la traición de su parte me impedía mover un solo músculo.

¿En qué punto dejé que mi alma se doblegara ante él y cómo ella, a su lado, lo apoyaba? Sentí cómo una lágrima se derramaba a pesar de querer contenerla, pero mi reflejo sabía que ya todo había terminado.

¿En qué punto dejé que mi alma se doblegara ante él y cómo ella, a su lado, lo apoyaba? Sentí cómo una lágrima se derramaba a pesar de querer contenerla, pero mi reflejo sabía que ya todo había terminado

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El laberinto de mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora