Masoquista

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Un golpe continuo a otro, y a otro, el siguiente, más fuerte que el anterior, da lo mismo a mano limpia que con alguna superficie dura; el resultado es igual.

Quizás no lo entiendan, pero entre tantos caminos este fue el primero que acepté. Debía ser justo así.

Cuando la mente finalmente se calla es cuando por fin descanso, cuando se desprende mi alma y, como si viviera una experiencia extracorpórea, veo y siento desde fuera, lo que mi físico está recibiendo.

Dolor, agudo y fuerte, ligado al placer. Se siente como la piel enciende, la temperatura corporal sube y mi mente hace un viaje de lento retorno.

No todos entenderán lo que se siente por fin separar a tu ser del envase, pero es lo que siento cuando recibo cada impacto, llevándome más y más al límite.

Llámenme masoquista, si así lo desean, no reniego de ello, ya que es la primera parte de mi ser que encontré y acepté.

Llámenme masoquista, si así lo desean, no reniego de ello, ya que es la primera parte de mi ser que encontré y acepté

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El laberinto de mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora