2. Abasto De Avaricia

49 16 24
                                    

–El rey está loco, sin ofender Lennie– le dijo Arsène

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–El rey está loco, sin ofender Lennie– le dijo Arsène.

–Conozco a mi padre. ¿Estás bien, Nero?

Nore se recogió el pelo en una coleta alta mientras le contestaba.

–Estoy de acuerdo con Arsène, pero tal vez sea una oportunidad única, sería la primera de mi edad en lograr ser comandante.

–Pero ya eres la heredera.

–Pero para el rey soy desechable. Sabes lo que le hizo a Darrell, aún siendo en único heredero de su padre, el rey no aprobó su ascenso y lo reemplazó con tu querido padrastro– miró a Darius.

–Ni me lo recuerdes.

–Pero, Nore– volvió a intervenir Leanne–, es peligroso. Esa montaña...

–Volcán. Y decídete, ¿Soy Nore o Nero?

–El apodo ha cambiado con los años– dijo Arsène–. Tú solo responde al que te plazca el día que te plazca.

–Lo que sea– vuelve a hablar Lennie–. No me agrada. Se me eriza todo el cuerpo de solo pensar en esa cosa. Es cómo... No sé.

–Como si nos devolviera la mirada.

Nore y Arsène miraron hacia la ventana donde Darius había completado la idea de Leanne. No importaba dónde estuvieras, ese volcán-isla-montaña siempre estaba en medio.

La incomodidad llenó la habitación.

–Son todos unos cobardes– les dijo Nore fingiendo que sus vellos no se habían erizado y su frente no le latía.

No sabía que haría al llegar, puesto que cada que veía eso era como si algo le pateara en la frente.

«No puedo decepcionar a nadie.» Se dijo a si misma.

Esa misión podría ser la forma de demostrar que todos sus logros no habían sido el clásico nepotismo aristocrático que todos creían que era.

–Apenas sea comandante voy a disfrutar de decirle su mierda a Verena– sonrió.

–Uy, sí, por favor– Leanne la apoyó–. No se callaba por nada.

–Se cree mucho porque siempre tiene a su papi al lado– Darius cerró las cortinas–. A puesto que ensaya todo lo que dice.

–Oh, majestad– Arsène imitó su ridícula voz e hizo una exagerada reverencia–. Perdone mi falta de creatividad– tomó las manos de Darius–. ¡Es que estoy muy desesperada!

La imitación barata provocó sonrisas en las caras de Leanne y Nore.

–¡Alejese de mí!– Darius quitó sus manos con brusquedad–. ¿Que no ve que ensuciará mis nobles manos de porcelana?– Hizo un gesto vanidoso.

–¡Oye!– Protestó Leanne antes de reírse–. Mi padre no diría eso– tomó una bocanada de aire–, diría...

–¡Señorita, cállese que mi palabra es la orden!– Gritaron los cuatro a todo pulmón.

Génesis De Imperio: Precuela [Saga Elementos] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora