Capítulo 16 - Convénceme

18 3 0
                                    

¿Cómo pude enamorarme de Elliot tan rápido?

Pensé que el amor instantáneo sólo existía en novelas sensibleras o en películas trilladas, pero es obvio que mis sentimientos por este enigmático, complejo hombre han mutado a tal extremo que ni siquiera puedo fingir que no están allí. El trauma de mis fracasos pasados debió bastar para que mi corazón se protegiera detrás de un robusto escudo de titanio, en definitiva impidiendo el acceso de cualquier intento de aproximación romántica, aunque eso signifique condenarme a una soledad perenne e ineludible.

Porque eso sería preferible a ser perjudicado, pisoteado, otra vez.

Siempre procuré conocer bien a mis potenciales parejas antes de comprometerme en una relación; transcurrieron meses de abiertos coqueteos, prometedoras conversaciones y esperanzadoras insinuaciones hasta que por fin me atreví a invitarles a salir para formalizar el vínculo, porque no quería arriesgarme a descubrir desagradables sorpresas después, cuando ya sería demasiado tarde. Sin embargo, eso fue exactamente lo que ocurrió. La decepción fue fácil de asimilar, pero el sufrimiento, la degradación, los abusos verbales y psicológicos, y la disolución de algo que desde mi perspectiva debió ser permanente bajo las circunstancias correctas, sanas, no lo fue.

Esto con Elliot no ha sido progresivo en absoluto, tampoco pretendí o me esforcé para que se desarrollara. Desde el primer trance en que nuestras miradas se conectaron, la ansiedad, incertidumbre y el temor me han atormentado sin cesar. Claro, en mayor parte ha sido porque no podía permitirme el lujo de perder un empleo con un salario tan bueno, sin importar que corriera el peligro de padecer un derrame cerebral con cada explícita escena que tuve que capturar. Es como si estuviera caminando de puntillas sobre cáscaras de huevo, tambaleándome en la desesperante frontera entre la tan anhelada solidez financiera y la pesadillesca pobreza. Aunque sus insoportables juegos mentales, enloquecedora personalidad voluble, y exasperantes tácticas de manipulación han contribuido en mezclar mis emociones a tal nivel que se me dificulta distinguir cuál es cuál.

Pero por otro lado...

Por otro lado, están esas escurridizas ocasiones en las que su verdadera esencia surge a la superficie, donde me muestra sonrisas genuinas y sus preciosos iris verdes se iluminan con afecto. Donde vocaliza mi nombre como una tierna caricia y no un arma, forzándome a obedecerle aun en contra de mi voluntad. Donde me revela sus secretos más oscuros y no se aprovecha de la autoridad que tiene sobre mí para engañarme. Donde me garantiza en un calmante susurro que está bien ser como soy, que soy perfecto así. Donde fantaseo con un futuro en el que podamos estar juntos, a pesar de que tal espejismo me deje indefenso en el frente de batalla. Y eso último me aterra. He estado en esa posición y es devastador.

Porque no amo a medias, simplemente no estoy programado de esa manera.

Pero si fallé de un modo tan lamentable y aplastante cuando creí estar al tanto de todos los defectos y virtudes de mis anteriores amantes; cuando el deseo nubló mi juicio y por error visualicé que no había nada más por averiguar; cuando confié sin restricciones, sin precaución, y me entregué por completo, omitiendo que había dibujado por accidente un blanco en mi espalda... ¿cómo es posible que lo que tenemos Elliot y yo funcione? ¿Estará destinado al desastre sin haber tenido la oportunidad de comenzar? ¿Acaso estoy siendo una víctima más de la ilusión de intimidad fabricada que mencionó? Hace menos de una semana que estoy trabajando como su fotógrafo. Este es el segundo día de mi contrato extraoficial como su enfermero, mañana al fin podré regresar a casa.

¿Qué pasará entonces?

¿Volveremos a nuestro arreglo jefe/empleado original?

No podré... ¿no podré tocarle, besarle, de nuevo?

Sogas y Encajes | Romance BL | VISTA PREVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora