Capitulo 31: Descubriendo Los Planes De Max.

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Al día siguiente, Annie se sintió algo mejor. Con la ayuda del doctor Rob, pudo caminar por la sala de espera. Mientras esperaba su recuperación, anticipaba su traslado a una nueva penitenciaría, lejos de sus agresoras. Extrañaría a su amiga Laurie, pero se prometió a sí misma que la visitaría en cuanto obtuviera su libertad.

Después de desayunar y recorrer el pasillo, Annie observó la llegada de John, acompañado de un hombre con portafolio y expresión adusta, cuyo porte dejaba claro que era un abogado.

Agotada y adolorida, Annie se recostó en la cama cuando el presidente y el abogado entraron en su habitación. John se acercó a ella, le dio un beso en la frente y luego se sentó a su lado. El abogado, tras un respetuoso saludo, se acomodó en una silla frente a ellos.

-Buenos días, señorita Taylor. Soy Luis Montalvo, a su disposición.

-Mucho gusto, señor Montalvo. Soy Annie Taylor, o eso creo. Espero que pueda ayudarme a salir de aquí.

-No se preocupe, señorita Taylor. Si el doctor Rob puede mantenerla aquí unos días más, le prometo que en menos de una semana estará libre, en espera del juicio. No hay pruebas que la impliquen como una de los secuestradores del presidente.

-Es su palabra contra la mía -dijo Annie, mirando a John.

-Annie, declararé que me equivoqué, que te confundí con alguien más. Durante mi cautiverio estaba nervioso y confuso, lo que pudo llevarme a un error en la identificación de mi secuestradora.

-Pero, John, ¿por qué quieres mentir? -preguntó Annie.

-Porque quiero que salgas de ese horrible lugar. No pararán hasta destruirte -exclamó John, con la furia de quien ha visto sufrir a alguien que le importa.

-Hasta que no desenmascaremos a Max, tú y yo seguimos en peligro.

-Descuida, Annie. Estoy cerca de obtener las pruebas que necesitamos para enfrentarlo cara a cara -respondió John, profundamente decepcionado de su antiguo amigo, sin poder creer que Max pudiera haberlo secuestrado y planeado su asesinato. "¿Qué hice para que me odiara tanto?", se preguntaba.

En ese momento, el celular de John sonó. Era una llamada de Ron. John decidió atender.

-Hola, amigo. ¿Cómo estás?

-John, necesito verte. He descubierto algo terrible. Debes saberlo antes de que sea demasiado tarde -dijo Ron, con la voz teñida de preocupación.

-¿Tan grave es? -preguntó John.

-Sí, más de lo que imaginas. Necesito que nos veamos en la cafetería de siempre.

-Estaré allí, Ron -John cortó la llamada y Annie notó la preocupación en su rostro.

-¿Estás bien?

-Estoy bien, Annie. Debo irme. Más tarde volveré a verte. Hablaremos con Rob para mantenerte aquí una semana mientras Luis presenta los papeles para tu libertad bajo fianza.

-Gracias, John, de verdad -agradeció Annie con una sonrisa que conmovió a John, haciéndole olvidar sus problemas por un instante.

-No tienes que agradecerme. Estás aquí por mi culpa. Si no te hubiera denunciado, nada de esto habría pasado.

-Te secuestré, John. Merezco estar encerrada.

-No me secuestraste; me cuidaste. Es diferente.

-Pero participé en el delito.

-No te preocupes, Annie. Saldrás de aquí pronto y estarás bajo mi protección. Nadie te hará daño de nuevo. Tendrán que pasar por encima de mí primero, y eso no será fácil.

Después de despedirse de Annie con la promesa de regresar, John se dirigió a la cafetería donde lo esperaba Ron. Al llegar, vio a su amigo visiblemente nervioso, con varios papeles en las manos, probablemente las pruebas que necesitaban para desenmascarar al verdadero culpable.

-Hola, Ron -saludó John sentándose frente a él.

-Hola, John. Me alegra que no hayas tardado. He pedido café; lo traerán enseguida.

-Gracias. Pero dime, ¿qué es tan urgente? ¿Qué has descubierto? -preguntó John, preocupado.

-He encontrado algo que no podrás creer. Sabíamos que era un canalla, pero nunca imaginamos que llegara tan lejos -John ya sospechaba de quién hablaba Ron, y su corazón se rompía en pedazos.

-No te guardes nada, Ron. Dime todo lo que has descubierto. El culpable debe pagar, y yo me encargaré de eso.

-¿Incluso si es tu mejor amigo? -preguntó Ron, observando el semblante de John, pálido y triste.

-Incluso si es mi mejor amigo -respondió John, con la voz quebrada por el dolor.

-No puedo creer que haya sido capaz de semejante traición. Al final, esa niña tenía razón, John. Max está detrás de todo esto -confesó Ron.

-Sabía que Max había cambiado, pero ordenar secuestrarme y asesinarme para ocupar mi lugar... Nunca lo imaginé.

-El trasfondo es más oscuro, John. Al vicepresidente no le convenía que organizaras la convención por la paz. Se beneficia de la guerra.

-¿Qué quieres decir, Ron? ¿Quién podría beneficiarse de algo así?

-John, Max está involucrado en la venta ilegal de armas a países en guerra.

-¿Qué? -John estaba asombrado. "¿Dónde quedó mi amigo, el idealista que buscaba la paz mundial?" El poder había corrompido a Max-. No puedo creerlo, Ron. Parece imposible lo que dices.

-Debemos actuar urgentemente, John. Annie Taylor arruinó sus planes, y él está esperando el momento para asesinarla. Tú serás el próximo.

-¿Tienes pruebas suficientes para encarcelarlo? -preguntó John.

-Tengo pruebas, pero no creo que sean suficientes. Un buen abogado podría sacarlo bajo fianza.

-Entonces, ¿no podemos hacer nada todavía? -respondió John, frustrado. Aunque fuera el presidente, no podía saltarse la justicia.

-Podrías denunciarlo con las pruebas que tenemos.

-Maldita sea... Maldito Max... Sabía que quienes ordenaron mi secuestro estaban cerca, pero nunca pensé que fuera él. Si hubiera escuchado a Annie... Ella siempre tuvo razón, y yo la envié a la cárcel -John se sentía despreciable y culpable, pero no se detendría. Annie saldría libre y Max terminaría en prisión.

-Sobre ella... Fue imposible encontrar información sobre esa niña. Es como si no existiera.

-¿Podría ser una niña perdida o apropiada por su madre? -preguntó John.

-Podría ser. Seguiré investigando. Necesito una foto de ella, al menos para saber a quién buscar.

-Te enviaré una después. Debo ir a verla y hablar con uno de mis abogados. No permitiré que vuelva a la cárcel; Max la matará.

-Debes cuidarte, John. Y cuidar a Annie. Gracias a ella estás aquí, intentando llegar al fondo de todo esto.

-Lo sé, Ron. Y también debo hablar con Max. Merecemos una charla antes de desenmascararlo.

Un presidente enamorado. Una historia de amor, secuestro y Venganza.(en Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora