Capitulo 37: Un Gran Cambio De Look.

164 14 3
                                    

-¿A qué te refieres con otra sorpresa? ¿A dónde me llevas, John? -preguntó ansiosa, con una sonrisa en su rostro.

-Tranquila, tendrás que aguantarte hasta que lleguemos, no puedo decirte antes.

-Me estás haciendo sufrir y lo sabes -contestó Annie, fingiendo estar enojada.

-Lo siento, pon algo de música para el camino.


Una hora y media más tarde, ya de regreso en la ciudad, John la llevó a una de las boutiques más increíbles y prestigiosas de la zona, donde solo las personas adineradas compraban. Annie ingresó al lugar, sorprendida al ver que no había ningún cliente, solo una muchacha esperando para atenderla.

-¿Qué es todo esto, John? -preguntó mirándolo a los ojos.

-Te dije que necesitábamos comprar ropa nueva. Empezarás a trabajar para mí y no puedes vestir cualquier cosa.

-Sí, lo sé... Pero es una locura. No tengo dinero y no quiero que tú me regales nada. Has hecho demasiado por mí.

-Annie, acepta, por favor... -le suplicó, sabiendo que ella era muy orgullosa y no le sería fácil.

-Olvídalo...

-¿Y si... te lo descuento de tu primer sueldo? -preguntó, sorprendiéndola.


-¿A qué te refieres con mi primer sueldo? -exclamó, anonadada.

-¿Pensabas que te haría trabajar gratis? Serás mi secretaria, cumplirás un horario, quizás horas extras cuando sea necesario, por supuesto que tendrás un sueldo.

-Pero... Pensé que era a cambio de un techo y comida.

-Por favor... Acéptalo, no seas tan orgullosa -John se puso algo triste y Annie se dio cuenta de que su orgullo a menudo la había perjudicado. Por una vez en su vida, debía dejarlo atrás. Después de todo, no era gratis; ella trabajaría para pagar cada prenda que se llevara hoy.

-Está bien, acepto -Annie le brindó una hermosa sonrisa que lo desarmó por completo. Desde que se despertaron esa mañana, deseaba besarla, recordando sus manos recorriendo su cuerpo. La habían excitado mucho... Mentiría si dijera que en este momento no lo estaba, pero debía controlarse, aunque no sabía por cuánto tiempo podría hacerlo, especialmente cuando Annie le sonreía y lo miraba con esos increíbles ojos que lo volvían loco, sin darse cuenta del efecto que causaba en él.

-John... ¿estás ahí? -parecía que se había quedado perdido en sus pensamientos, ya que la voz de ella, llamándolo, lo devolvió a la realidad.

-Sí, perdóname... Me alegra que hayas aceptado. Alice está aquí para ayudarnos; tiene mejor gusto en moda femenina que yo -John sonrió y Annie le devolvió la sonrisa.

-¿Puedes decirme por qué no hay gente alrededor? Conozco este lugar; es muy famoso entre la gente adinerada -preguntó por curiosidad, ya que desde que entraron le había llamado la atención que no hubiera nadie.

-No te preocupes por eso. Imaginé que te sentirías incómoda, así que ordené cerrar el lugar para nosotros dos -confesó John.

Un presidente enamorado. Una historia de amor, secuestro y Venganza.(en Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora