Capitulo 41: Eres Mia.

174 17 0
                                    

Finalmente, llegó el día de la fiesta. Desde muy temprano, la casa presidencial estaba inmersa en una actividad frenética con los últimos preparativos. Hacía mucho tiempo que no se celebraba una fiesta con invitados internacionales, por lo que todo debía ser perfecto.

Annie, después de haber recibido sus curaciones y desayunado, se unió a los preparativos ayudando con la decoración. John estuvo ausente todo el día, probablemente tramando la trampa para Max. A pesar de su ocupación, Annie no podía dejar de pensar en lo que él le había dicho la noche anterior. Sentía un temor latente sobre lo que podría suceder. Sin embargo, Max merecía estar tras las rejas, y la única forma de conseguir su confesión era hacerlo caer en su propio juego, aunque eso conllevaba un gran peligro y John podría acabar herido o algo peor. Solo de pensarlo, se le erizaba la piel; no soportaría la idea de vivir sin él.

A pocas horas del inicio de la fiesta, el presidente envió a Paulie para que ayudara a Annie con su arreglo, ya que sería su acompañante en el evento. Sabía que los medios estarían atentos a ella, y después de esa noche sabría realmente si podía haber una relación entre ellos. Sería una noche llena de sorpresas.

Paulie llegó a la mansión y encontró a Annie en su habitación, probándose varios vestidos, ninguno de los cuales la convencía.

—¡Oh, por Dios! Te ves increíble, Annie. Eres tan hermosa que cualquier cosa te queda bien. Me das mucha envidia —exclamó sorprendida. Con razón su hermano estaba locamente enamorado de ella; nunca lo había visto así de prendado de una mujer.

—¿Tú crees, Paulie? No estoy muy segura. Debo verme bien; no quiero hacer que John pase vergüenza.

—Estás bellísima. Ese vestido es perfecto para ti. Con un hermoso peinado y un maquillaje delicado, serás la reina de la noche —pensó Annie, aunque no se atrevió a decírselo a Paulie para no preocuparla.

—Está bien, confiaré en ti —dijo, sentándose frente al espejo de su habitación, lista para que la estilista comenzara su trabajo.

—Ya verás, te dejaré más bella de lo que eres. Te aseguro que esta noche envidiarán a mi hermano.

Pocos minutos después, Annie se miró en el espejo y no podía creer lo que veía. Estaba realmente irreconocible. ¿Quién hubiera dicho que unos meses atrás vivía cubierta de polvo, buscando comida en la basura?

—Te ves realmente increíble... —manifestó Paulie, asombrada por su belleza.

Annie llevaba un hermoso vestido de noche largo, color champagne, adornado con encajes florales y mangas tres cuartos. Unos zapatos de tacón estilo stiletto, del mismo color, completaban el conjunto.

Paulie había realizado un peinado sencillo, con una media cola ondulada, acompañado de un delicado maquillaje y unos pequeños aretes. Sería la más hermosa de la noche.

—Amo cómo el maquillaje resalta tu rostro; el color rojo en los labios te queda increíble —dijo Paulie emocionada.

—Eres muy buena en tu trabajo —la halagó Annie con dulzura.

—Lo soy, sin duda. Pero eres tan hermosa que cualquiera podría hacer un buen trabajo contigo. Mi hermano caerá rendido a tus pies esta noche.

—No digas eso, Paulie... —respondió Annie, avergonzada—. Entre John y yo no hay nada.

—Oh, ya lo sé... Pero, ¿me vas a decir que no te das cuenta de que mi hermano está loco por ti?

Un presidente enamorado. Una historia de amor, secuestro y Venganza.(en Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora