Capitulo 60: Ya Nada Podrá Separarnos.

202 15 1
                                    

Sarah abrió los ojos lentamente, sumamente confundida. No lograba comprender lo que acababa de suceder. ¿Había sido todo un sueño su fiesta de cumpleaños? Esa parecía ser la única explicación para encontrarse en su habitación y ver a John frente a ella. "Ojalá hubiera sido real", pensó. Daría lo que fuera por tenerlo a su lado. Sin duda, habría sido el mejor regalo de cumpleaños de su vida. Pero lamentablemente, debía enfrentar la cruda realidad de que todo había sido un sueño.

Sin embargo, al observar su reflejo, se sorprendió al notar que llevaba puesto el vestido que había comprado para la fiesta, maquillaje y peinado hechos por Paulie, tal como en su sueño. No entendía lo que estaba ocurriendo. Antes de que pudiera reflexionar más, una voz interrumpió sus pensamientos:

-Hola, Sarah. -Alzó la cabeza para encontrarse con la persona detrás de esa voz. No podía creer lo que veía. ¿Estaba aún soñando? -Sarah, soy yo, no es un sueño -dijo John al ver su expresión confundida, como en un trance.

-No puedo creerlo... -Sarah se levantó de la cama y corrió hacia sus brazos, llorando desconsoladamente.

-Lamento haber arruinado tu fiesta de cumpleaños -dijo John, sintiéndose apenado. Jamás habría imaginado que Sarah se desmayaría al verlo vivo.

-Es que... -estaba tan impresionada que apenas podía articular palabras.

-Tranquila, Sarah, relájate. Hay muchas cosas que debo explicarte, pero necesito que estés consciente para que las entiendas.

-No entiendo... Estás aquí frente a mí, estás vivo... -logró decir, todavía confundida.

-Sí, mi amor, estoy vivo, y nada volverá a separarnos.

-Pero... No entiendo... ¿Fingiste tu muerte? -Sarah intentaba atar cabos en su cabeza, todavía confundida.

-Sí, tuve que hacerlo por tu seguridad. Era la única manera de poner fin a todo esto.

-Yo... Te vi morir, John.

-Sí, amor, pero en sentido figurado. John Meyer murió, al menos en papel -confesó, tratando de hacerla entender.

-Explícame, porque realmente no entiendo nada. ¿Por qué esperaste cinco años para aparecer? -preguntó Sarah. -¿No sabías lo que estaba pasando con tu "muerte"?

-Mi querida Sarah, tuve que sacrificar años a tu lado por tu seguridad. El día que me viste... sufrir un paro cardiorrespiratorio, estaba muy débil. Lograron reanimarme, aunque todo el mundo fue informado de mi muerte. Me tomó meses recuperarme y gracias al servicio secreto, entré en un programa de protección de testigos. Me dieron una nueva identidad y me enviaron a vivir a otro país -explicó John.

-Una nueva identidad -repitió Sarah, tratando de procesar la información. -Pero sigo sin entender por qué esperaste tanto tiempo para aparecer. Estos cinco años fueron una eternidad para mí, aunque siempre supe que no estabas muerto. Algo dentro de mí me decía que no podías irte y abandonarme. Prometiste protegerme y nunca fallaste.

-Así fue, mi amor. Cumplí mi promesa. Fue la única forma que encontramos para protegerte. Sabíamos que tu seguridad era la prioridad, y "se venció el plazo", como escuchaste decir a tu padre.

-¿Qué plazo? -preguntó Sarah, aún más confundida.

-El programa de protección de testigos tiene un límite de tiempo. Cuando se considera que la persona ya no corre peligro, puede regresar a su vida normal y a su identidad anterior, si así lo desea...

-¿Y por qué dices que ya no estás en peligro? Nunca supe qué sucedió realmente, mi padre nunca me contó nada. Ahora entiendo por qué... Me han estado engañando todo este tiempo... Soy la única que no sabía la verdad.

Un presidente enamorado. Una historia de amor, secuestro y Venganza.(en Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora