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No todo podía ser color de rosa, por más que ambos lo quisieran.

Alguien había tocado la puerta de la casa de Tom cerca de las once con quince de la noche, estaba lloviendo, ni Georg ni Gustav le habían avisado que vendrían a su casa además, ellos sabían que a esa hora estaba durmiendo más duro que un tronco y Bill le había dicho que estaba castigado. Entonces ¿Quién podría ser?

El trenzado bajo en pijama rascándose el abdomen por debajo de su camiseta, estaba durmiendo justo en el momento en que llamaron de forma insistente a la puerta, haciendo que maldijera mentalmente su incapacidad para hablar y no poder gritar "¡Ya van!" para que quién sea que estuviera abajo dejara de hacerlo.

Miro por la mirilla de la puerta sorprendiendose por quién estaba al otro lado, era Bill tocando la puerta de su casa a las once de la noche.

Abrió la puerta apresuradamente jalando casi de forma automática a su novio al interior de la morada, Bill temblaba de frío y su ropa estaba totalmente empapado, Tom estaba más que preocupado ¿Qué hacía su novio afuera a esta hora si se supone que estaba castigado?.

— No digas nada por favor...— pidió Bill en voz baja, tenía la cabeza gacha y cubierta por la capucha de su sudadera impidiendo que el trenzado pudiera ver su rostro.

"Pero si no puedo hablar" pensó Tom rodando los ojos, sin embargo solo asintió con la cabeza y cerro la puerta.

Tom llevo a Bill hasta la sala (donde previamente había encendido las luces) y le hizo sentarse en el sofá mientras él iba por una toalla para que pudiera secarse el exceso de agua, claramente no iba a dejar que su novio se quedara con la ropa fría y mojada que traía puesta así que además de la toalla llevo consigo una de sus sudaderas que sabía que a Bill le gustaban, pantalones de pijama de invierno y un par de pantuflas.

Tom le tendió la ropa seca y la toalla al pelinegro haciendo que finalmente levantara la mirada.

Bill tenía un moretón en el ojo, igual que la primera vez que se vieron.

— Gracias Tomi..— agradeció Bill a su novio, lamentaba tener que preocuparlo de esta manera pero no tenia a donde más ir, con Tom se sentía seguro así que no se le ocurrió a donde más ir a buscar refugio.

Tom asintió nuevamente y se dio la vuelta para darle algo de privacidad a Bill y este pudiera cambiarse tranquilo. Por dentro Tom estaba inquieto, sabía que algo había pasado en casa de su novio y por eso había ido a buscarle en un estado tan vulnerable, también temía que Bill creyera que se estaba comportando frío debido a que no estaba intentando comunicarse con él, pero es que si el pelinegro tenía la cabeza gacha todo el tiempo no podía usar el lenguaje de señas con él y no tenía su libreta a mano para comunicarse por escrito.

Bill observo la ropa que Tom le había traído, no quería moverse, su madre le había dado una paliza y le dolía todo el cuerpo y el frío le calaba hasta los huesos. Tenía ganas de llorar, quería que Tom lo estrechara en sus brazos y no le soltara más.

Quería sentirse amado.

— Tomi ¿Me ayudas a vestirme? Por favor — pidió Bill con voz suave, quería que su novio lo mimara.

Tom se giró rápidamente al escuchar la petición de Bill. Su corazón se apretó al ver la vulnerabilidad en los ojos de su novio. Sin dudar, se acercó con cuidado y comenzó a ayudar a Bill a ponerse la ropa seca. Cada movimiento que hacía era delicado, como si quisiera transmitir amor y apoyo a través de sus manos.

Una vez que Bill estuvo completamente vestido, Tom lo abrazó con suavidad, proporcionando el consuelo que tanto necesitaba el pelinegro. Repartió suaves besos por su rostro bajando hasta llegar a sus labios donde dejo un beso más prologando pero sin profundizar.

Separándose momentáneamente del abrazo, Tom emitió un sonido desde su garganta para que Bill le prestara atención.

"¿Quieres ir arriba?" fue lo que entendió Bill cuando vio al trenzado señalándole las escaleras, probablemente Tom quería llevarlo a su cuarto para que pudieran dormir.

Bill asintió con gratitud, sintiendo la calidez reconfortante de la preocupación y cuidado de Tom. Tom lo llevó cargando en brazos hasta su habitación, donde la tenue luz de la lámpara creaba un ambiente acogedor. Con suavidad, lo depositó en la cama, asegurándose de que estuviera cómodo.

Tom se sentó a su lado, expresando con gestos su deseo de estar allí para apoyar a Bill. A pesar de las limitaciones que tenían debido a la mudez del de trenzas, el amor entre ellos fluía sin restricciones. Tom le sonrió, transmitiendo una promesa silenciosa de estar a su lado en los buenos y malos momentos.

Bill, recostado en la cama, cerró los ojos, sintiéndose seguro por primera vez en mucho tiempo. Con el suave sonido de la lluvia golpeando la ventana de fondo, Tom se acomodó a su lado, uniéndose en silencio al confort de su amor mutuo.

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Habemus nuevo capítulo de Mute, lamento haberme demorado tanto en actualizar esta historia.

Espero les haya gustado, no olviden votar y dejar un comentario para saber si les gusto.

Nos vemos en cualquiera de mis historias <3

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