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A la mañana siguiente Tom fue despertado por la alarma que tenía programada para ir al instituto. Eran cerca de las seis y media de la mañana por lo que aún estaba algo oscuro afuera y las calles estaban silenciosas, se estiro con cuidado de no despertar a Bill y apago la alarma dejando la habitación sumida en un cómodo silencio otra vez.

Mientras veía a Bill profundamente dormido, totalmente perdido en el mundo de los sueños, tomó una decisión que no le gustaría a su madre. Había decidido que al menos hoy no iría al instituto, su novio probablemente seguía sensible sentimentalmente y no le haría para nada bien tener que volver a meterse en ese papel de chico problema al que no le interesaba nada ni nadie.

Hoy se dedicaría a cuidar de él, a hacerle sentir seguro, hacerle sentir en casa, recordarle que había alguien que lo quería con todo su corazón y estaba dispuesto a ayudarle en lo que fuera necesario. Además, su madre estaba de viaje donde sus tíos y no iba a enterarse que había faltado un día. Ya le pediría los apuntes de clase a Gustav más tarde.

Tom acarició con suavidad el rostro de Bill, permitiéndose disfrutar de ese momento de paz antes de que el día se pusiera en marcha. Observó el rostro sereno de su novio mientras dormía, preguntándose qué sueños lo acompañaban esperando que fueran tan dulces como él.

El de trenzas se debatía internamente entre levantarse a preparar el desayuno para ambos o quedarse en la cama hasta que Bill despertará, al final termino yéndose por la segunda opción creyendo que a su novio le gustaría despertar con él a su lado. Y dejando un pequeño beso en sus labios, Tom volvió a acurrucarse al lado de Bill dejándose llevar también por el mundo de los sueños.

Cuando Bill finalmente despertó se removio despacio en la cama, extrañado de los rayos de luz que se colaban a través de la cortina lo que indicaba que ya era bien entrada la mañana.

— ¿Qué hora es? — preguntó incorporándose en la cama, su cuerpo se sentía adolorido y probablemente los moretones empezarían a hacerse presentes en su pálida piel. Bill extendió su brazo hasta la mesita de noche para agarrar su celular y ver que hora era.

Diez y media de la mañana..

— ¡Mierda! — exclamó asustado, iban tarde para el instituto. Se levantó rápidamente olvidándose que su novio seguía dormido al lado suyo y empezó a rebuscar en la habitación para ver si no había alguna prenda suya que hubiera dejado olvidada en el cuarto de Tom las veces que se quedo a dormir ahí con anterioridad.

Tom, quién hasta entonces seguía durmiendo, se despertó gracias al alborto del pelinegro en su cuarto. Se sentó con cuidado en la cama e intento llamar la atención de Bill golpeando el tarro de cera para las rastas (que no usaba desde los quince, que fue cuando se las quito) contra la mesilla de noche.

El sonido del metal contra la madera llamó la atención de Bill, haciendo que volteara a ver que era lo que Tom quería mientras bajaba su camisa lo más rápido posible, no quería que Tom viera sus moretones.

— ¿Qué ocurre? — preguntó inquieto.

"— Hoy no vamos al instituto, relajate —" respondió el trenzado buscando calmar a su pareja.

Bill suspiro aliviado y dejo caer el resto de ropa que tenía entre sus manos caminando nuevamente hasta la cama dejándose caer sobre esta arrastrando a Tom consigo. Rodeo el cuerpo de su novio con piernas y brazos como si estuviera abrazando a un peluche, el cansancio acumulado en su cuerpo le hacía no querer levantarse de la cama.

Tom acarició el cabello de Bill con una de sus manos, notando la tensión que se acumulaba su cuerpo. Su mirada recorrió el pálido cuerpo de su pareja, cuerpo que acarició y besó más de una vez cuando hacían el amor y que ahora estaba lleno de moratones con tonalidades violaceas, casi azules.

Sintió un nudo en su estomago al recordar que aquellos moratones llegaban hasta el rostro de su chico. Le desesperaba tanto el no poder hablar, el no poder expresarse verbalmente para darle palabras de apoyo a Bill, para consolarlo, para decirle que lo amaba, para decirle que estaría a su lado hasta donde él le permitiera.

Sin darse cuenta, amargas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas mientras seguía acariciando el cabello de Bill, no se supone que sea él quien deba llorar, no se supone que sea él quien necesite consuelo ahora, pero simplemente no pudo evitarlo. No podía evitar dejar salir sus propios sentimientos luego de haberlos estado suprimiendo tanto tiempo.

El suave sollozo de Tom llamó la atención de Bill, quien se giró para mirar a su novio. Aunque no podía escuchar su llanto, podía sentir la tristeza que envolvía al otro y con una mirada preocupada, Bill alzó su mano y secó gentilmente las lágrimas que corrían por las mejillas de Tom, tratando de transmitir su cariño y agradecimiento.

— Tomi no llores, de verdad estoy bien — respondió el pelinegro tratando de calmar al trenzado. Pero Tom sabía que aquello era una mentira, Bill no estaba bien.

Tom, sintiéndose abrumado por sus emociones, finalmente decidió abrir su corazón y expresar sus sentimientos, aunque fuera mediante el papel. Se separo con cuidado de Bill para agarrar su libreta y comenzo a escribir, cuando termino le entrego la nota a su novio que le miraba expectante.

" Bill, sé que te duele más de lo que estás dispuesto a admitir. Puedo sentirlo, lo veo en tus ojos y en cada gesto. No necesitas ocultar nada, y quiero que sepas que estoy aquí para ti. No solo hoy, sino siempre. Quiero ser tu refugio, tu apoyo. Si necesitas hablar, estaré aquí escuchándote, y si no puedes, entenderé tus silencios. Pero no estás solo, Bill, nunca lo estarás. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar."

Bill, con lágrimas en sus ojos, se aferró a Tom con fuerza. Su apretón transmitía la gratitud y amor que sentía hacia él. En ese momento, la conexión entre ambos se fortaleció aún más, y Tom sintió que a pesar de las adversidades, juntos serían capaces superar cualquier cosa.

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Nos vemos en el siguiente cap <3

MUTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora