Temporada 2 - Capítulo 11

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Temporada 2

Capítulo 11: Cumpleaños 23

Eran las 8:00 de la mañana cuando Aki abrió los ojos debido al ruido repentino que empezó a sonar desde la cocina. Supuso que su hermana se encontraba robando alguna botana del refrigerador por lo que se levantó asustada de que fuera a vaciar su despensa entera. Rápidamente se colocó sus pantuflas y bajó hacia la primera planta, sólo para ver al azabache buscando en su alacena. Este había sacado ya un sartén, un tazón y unos palillos pero parecía estar buscando entre las especias.

—¿Puedo ayudarte en algo? — Preguntó la muchacha mientras se recargaba en la pared observando al atractivo guitarrista.

—Oh... Buenos días — Saludó sin detener su tarea — Perdón por hurgar en tu cocina sin permiso, estaba pensando en preparar el desayuno.

—No me molesta... Pero, ¿Por qué?

—Me desperté temprano y no logré volver a conciliar el sueño por lo que necesitaba distraerme con algo. No me disgusta cocinar, así que pensé en que podría aprovechar el tiempo en lugar de desperdiciarlo.

—Ya veo — Sonrió — , ¿Necesitas ayuda?

—No en realidad — Contestó rápidamente — Creo que puedo arreglármelas solo — Justo en ese momento, el muchacho empezó a sacar algunos ingredientes del refrigerador tras haber comprobado lo que tenía y haber decidido el menú del día.

—¿Seguro?

—Sí — Se encogió de hombros — Puedes volver a dormir si quieres, las llamaré en cuanto esté listo.

—Pero... Me sabe mal dejarte con todo, tú eres un invitado, debería ser yo quien...

—No hay problema, ¿Verdad? — La miró calmadamente mientras agravaba un poco su tono de voz — Después de todo, somos familia, ¿No es así?

Por alguna razón, en ese momento, Aki se sintió un poco intimidada por la repentina seriedad con la que el contrario le había dicho aquello. Ella misma había dicho eso la noche anterior para convencerlo de quedarse a dormir, sin embargo, ahora, por alguna razón, se sentía bastante incómoda. Era como si él estuviera usando sus propias palabras en su contra para atacarla. Había algo diferente en él, aunque no sabría decir por qué.

—Si eso quieres... — Contestó finalmente al no saber bien cómo responder a eso último.

Un tanto desconcertada, subió nuevamente por las escaleras mientras intentaba pensar en las razones por la que el azabache estaba comportándose de forma extraña. No había sido grosero, pero lo notaba más distante, aunque de forma sutil. Atravesando el pasillo hacia su habitación, paro enfrente del cuarto de huéspedes para asomarse y ver cómo se encontraba su hermana. Pudo ver a la castaña dormida totalmente desparramada a lo largo del colchón con el ombligo al descubierto.

Algo que llamó su atención, fue ver encima de uno de los muebles, las cobijas dobladas que ella misma le había ofrecido a Julian la noche anterior. ¿Por qué las había dejado en la habitación de Tora y no en la sala? Ahora que lo pensaba, la sala estaba ordenada impecablemente pero no había pensado en eso en ese momento.

—¿Durmió aquí? — Pensó para sí misma — No... Tal vez lo estoy pensando demasiado — Se convenció a sí misma mientras regresaba a su cuarto dispuesta a tender su cama y darse una ducha.

Mientras estaba bajo el agua caliente, podía escuchar el sonido de los trastes en el piso de abajo. No sabía qué es lo que tenía Julian en mente, pero prometía ser un desayuno delicioso. Ahora que lo pensaba, nunca antes había probado nada preparado por él. Cuando eran adolescentes, él difícilmente iba a visitarlas a casa, eso principalmente porque a Tora le disgustaba mucho quedarse allí si eso implicaba tener que toparse con su padre.

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