Capítulo 10

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*Pov Sara*

Ya habían pasado 5 días durante los que torturé a la asesina de mis padres. Lo que también significa que solo me quedan a mi y a la agencia de policía 2 días para encontrar a Liu. En cuanto a _____ ella sigue negando haber matado a mis padres y todavía no se inmuta ante los daños físicos que le hago, sigue siendo neutral, y la tortura aún no ha sido fuerte, nada que deje marca, por ahora. La novata de la agencia de policía observa como la torturo, no me ayuda pero me apoya un poco, lo bueno es que no se lo va ha contar a nadie. Pero hoy, haré el típico refrán de: "ojo por ojo, y diente por diente".
Y digamos que ya lo estoy poniendo en práctica.

—Buenos días Sullivan. —Le saludé mientras ella solo me miraba, sentada amarrada a la silla con una cinta en la boca, y como siempre, de expresión neutral. La luz que entraba por las ventanas del sótano en el que estamos ya estaba presente. —Hoy te he traido una sorpresita, espero que sea de tu agrado. —Fui hasta donde ella estaba y le quité la cinta. —¿Te apetece saber cuál es la sorpresita que te he traído?

*Pov _____*

Según había conseguido contar, habían pasado 5 días, todo seguía igual. Sara de vez en cuando hablaba conmigo sobre como le había ido el día, está algo estresada y yo le sirbo para quitárselo de encima. Lo sé por como me tortura. También he averiguado que me encuentro en el sótano de la que al parecer es casa de ella, y a veces viene una chica junto a Sara, su nombre es Amelia, trabaja con ella en la agencia de policía.

Y ahora mismo, me encuentro como siempre, y la pelinegra preguntándome si quiero ver una sorpresa que me ha traído. No creo que sea de mi agrado pero diga lo que yo diga, iba a traer esa "sorpresita".

—Bien, la que calla otorga. —Dijo ella dirigiéndose a la puerta de metal que estaba raramente abierta.

Comenzó a oírse como ella arrastraba algo hacia aquí, ni siquiera sabía que podía ser, hasta que lo que vi me impactó. Estaba arrastrando una silla donde estaba atada mi madre con una cinta en la boca, la dejó a dos metros de distancia de mi. Después volvió a salir por la puerta e hizo lo mismo con una silla en la que esta vez era mi padre, la cual colocó al lado de mi madre.

—¿Qué vas ha hacer? —Pregunté algo aterrada observando a mis padres como empezaban a llorar.

—Voy ha hacerles lo mismo que le hiciste tu a los míos. —Susurró ella en mi oído. Después se colocó detrás de las sillas donde estaban mis padres. —¿Algo que quieras decirles? —Me preguntó mientras sacaba un cuchillo de su chaqueta.

—Por favor no lo hagas, matame a mi si quieres pero dejales a ellos. —Supliqué sintiendo mis ojos aguarse. —Por favor. —Volví a suplicar.

—El tiempo y mi paciencia se acaban, diles las últimas palabras que oirán o termino ya. —Advirtió Sara.

—Os quiero. —No hacían falta las palabras de mis padres, con sus miradas lo supe todo. Ellos también me querían.

—Fin de la conversación. —Sonrió. —¿Quién de los dos muere antes? —Me preguntó, pero yo no iba a responder, no podía hacerlo. —Contéstame o yo elijo. —Advirtió pero yo seguía sin contestar.

—A mi. —Susurré pero ella negó con la cabeza sonriendo, acercando el cuchillo al cuello de mi madre quien tenía la respiración agitada y las lágrimas caían sin cesar mientras le daba una mirada desesperada a mi padre y después a mi.

—Ojo por ojo. —Rapidamente paso el cuchillo por el cuello de mi madre, cortandoselo haciendo que muera al instante. Las lágrimas caían por mis mejillas y no podía articular nada, ni siquiera gritar. —Y diente por diente. —Repitió la misma acción con mi padre.

Mi corazón parecía haberse parado, mis pulmones no respiraban. No podía hablar, gritar o salir de mi shock. Solo sentía mis lágrimas viendo los cuerpos sin vida de mis padres, y el suelo manchado de sangre. Las dos últimas personas que en esta vida me importaban habían muerto por mi culpa. Ni siquiera podía asimilarlo, esto no podía estar pasando.

Sara comenzó a llevarse las sillas con los cuerpos de mis padres, yo solo podía observarla, y cuando terminó de llevarse los cuerpos se acercó a la puerta dándome una última mirada.

—Que tengas una buena mañana. —Dijo saliendo por la puerta y posteriormente cerrándola.

(...)

Habían pasado 2 días, las torturas de ella apenas me dolían. Solo sentía odio hacia ella, antes no, por que comprendía que estuviera cabreada por pensar que fui yo la que mató a sus padres. Pero ahora, solo pienso en como salir de aquí, y vengarme. Ahora mismo era de día, a estas horas Sara debe estar trabajando, pero al parecer no fue así.

—Ayudame de una vez, yo no puedo llevarlo sola. —Oí la voz de ella cerca de aquí. —Abreme la puerta. —Escuché casi detrás de la puerta metálica. La cual se abrió dejando ver por un momento a Amelia.

Se escuchó como arrastraban algo, el mismo sonido que oí cuando arrastraron a mis padres hacia aquí. Y estaba en lo cierto, Sara y Amelia estaban arrastrando una silla donde estaba amarrado y con una cinta en la boca un chico. Parecía ser un poco más grande que yo, tenía el pelo castaño semi-largo, unos ojos verdes, iba vestido completamente de negro a excepción de una bufanda a rayas negras y grises. Lo que llamó más mi atención fueron las cicatrices que tenía en la cara, tenía unas cuantas, no muchas.

Al chico lo dejaron al final de la habitación, casi pegado a la pared, a diferencia de mi, yo estaba más cerca de las ventanas de espaldas a ellas. Por lo que estábamos frente a frente, pero distanciados. El estaba consciente, observando el lugar e intentando liberar sus manos o pies de las cuerdas que le ataban a la silla.

—¿Qué vamos ha hacer con el? —Le preguntó Sara a su compañera.

—No lo sé, ¿Este no es el tal Liu? —Preguntó Amelia .

—Sí, el problema es que ya han llegado los agentes superiores de Miami, y el caso es suyo.

—Entoces, eso quiere decir que... ¿Le hemos robado el caso?

—Exacto.

Revenge for love (Homicidal Liu y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora