Revenge for love (Homicidal Liu y tu)

Capítulo 11

En las circunstancias en las que me encuentro, lo único que se me viene a la mente es que Sara atrapó a otro para torturarlo. Yo por mi parte debo hayar la forma de salir de aquí y vengarme de ella, ya no tengo nada que perder. Pero, llevo unos días pensando que la conozco de algo más.

Por ahora Sara y Amelia estaban hablando, no sabía de que hablaban ya que estaban casi susurrando y no las oía, estaban cerca del chico que estaba amarrado. Sara comenzó ha acercarse a mi hasta quedar cara a cara.

—Hoy estoy de buen humor, así que hoy probaremos algo más fuerte. —Sonrió, salió un momento fuera y cuando volvió trajo un bate de béisbol. Caminó hasta volver otra vez frente a mi.

—Veo que tienes otra nueva persona que torturar. —Comenté incrubiendo un poco de odio.

—No, a la única que voy a torturar es a ti. El es un asesino, como tu, por haber matado a mis padres. —Comenzó a subir el bate hasta la altura de mi cara.

—Yo no soy ninguna asesina, es más, los odio. —Dije firme.

—Mis padres no merecían la muerte. —Ella tenía los ojos un poco cristalizados.

—Tus padres eran los asesinos, al igual que tu, ¿No te da vergüenza presumir de ser policía? —Su ceño se frunció, y dio el primer golpe.

*Pov Liu*

Sinceramente, no me esperaba que por haber bajado la guardia 1 minuto hayan logrado atraparme. Pero, en vez de llevarme a comisaria o directamente a la cárcel sin hacerme ningún juicio, me han traído hasta aquí, lo que parece ser un sótano.

La mujer que me ha capturado se encuentra torturando ahora mismo a una chica. Se puede oír bien su conversación.

—¿Qué te pasó? Tenías buena nota en la Universidad, unos padres que te querían, no estabais mal económicamente ni nada. —Dijo la pelinegra que me capturó.

—Me defendí de un asesino, y tuvo sus consecuencias. Pero, ¿Sabes? No me arrepiento, he salvado a otras personas. —Contestó la chica que estaba amarrada.

—Así que... ¿A parte de mis padres mataste ha otra persona? —La pelinegra comenzó a sostener más fuerte el bate de béisbol.

—Sí, en defensa propia. Mis abuelos murieron por mi culpa, ya que el asesino se quería vengar de mi.

La chica comenzaba a caerme bien. Yo la primera vez que maté pensé que estaba salvando más personas, no me arrepentí de ello. Defendí esa idea de hacer justicia por mi cuenta, hasta que las cosas se torcieron con la muerte de Susan, abandoné esa idea y dejó de importarme si mataba a inocentes o criminales, empezando por el hospital donde Susan respiró por última vez.

—¿Algo más que añadir, _____ Sullivan? —Preguntó la pelinegra.

—Me vengaré, Sara Parker. —Respondió la chica.

—Será divertido ver como, teniendo en cuenta que estas amarrada sin escapatoria. —Sin más que decir, la pelinegra le dio un segundo golpe en la cabeza.

La tal Sara, comenzó a golpearle fuertemente la cabeza a la chica con el bate de béisbol, una y otra vez de manera que comenzó a sangrarle la cabeza. Si continuaba así la mataría, es una pena, me gustaría que ella se vengara de Sara, se nota que es una perra.

—Sara, la vas a matar. —Dijo su acompañante.

—Lo tengo todo bajo control. —Respondió Sara mientras le daba otro golpe. La chica que estaba amarrada dejó de moverse, con la cabeza cabizbaja.

—¿Está muerta? —Preguntó la acompañante de Sara. La pelinegra acercó su mano al cuello de la chica, tomándole el pulso.

—Está viva, solo está insconciente. —Respondió Sara.

Ella y su compañera comenzaron ha hablar en voz bajita, por lo cual no conseguía oírlas. Pero dejaron de hablar cuando vieron que la chica comenzaba a levantar la cabeza, consciente.

—Al fin despiertas, pensé que serías más resistente. —Comentó Sara con burla.

—¿Quién eres? —Preguntó confusa la chica.

—No te hagas la tonta, lo sabes perfectamente. —La pelinegra seguía firme.

—¿Quién eres y dónde estoy? —Preguntó otra vez confusa observando el lugar.

—Sara, creo que ha perdido la memoria por los golpes. —Dijo su compañera algo preocupada.

—¿Y si está fingiendo? —Preguntó con el ceño fruncido.

—No parece que esté fingiendo. —Contestó honestamente la chica de ojos y cabello color miel.

—¿Recuerdas algo? —Preguntó la pelinegra.

—No, no recuerdo nada. —Dijo asustada la chica.

—Bueno, la cosa se pone más interesante. De todas formas te lo mereces. —Sonrió con malicia. —Te dejaré un rato para que vayas intentando recordar algo. —Se fue junto a su compañera.

La chica miraba asustada y con desesperación toda la habitación. Me daba algo de lastima, no pensé que perdería la memoria. Apuesto a que ella tiene una buena historia, o eso es lo que parece según la conversación con Sara. Sin duda se odian.

Mis pensamientos fueron interrumpidos al oír la ventana. La observé y, no sé como, pero se abrió. Después vi la explicación, Masky y Hoodie en mi rescate, habían abierto la ventana. Posteriormente saltaron hacia dentro, y se dirigieron hacia mi.

—Slenderman nos ha mandado ha sacarte de aquí. —Masky comenzó a desatarme, al igual que Hoodie. —Debemos darnos prisa, Toby está ha cargo solo.

—¿Cómo sabíais dónde estaba? —Pregunté con curiosidad.

—Sabiamos que era peligroso que te alejaras más allá de donde protegemos el bosque, así que te seguimos. —Contestó Hoodie.

—Gracias. —Les agredecí una vez suelto.

—Vamos. —Dijo Masky caminando hacia la ventana junto a Hoodie. Yo observé por un momento a la chica, se le veía confusa, desesperada por respuestas y estaba a punto de llorar. —Liu, ¿No vienes? —Preguntó al ver que no les seguía.

—No, tengo un asunto que resolver. —Respondí mirándolo.

—Está bien, pero no te metas en problemas. —Tras decir aquello los dos salieron por la ventana desapareciendo de mi campo de visión.

Comencé ha acercarme a la chica, quería que ella pudiera cumplir su objetivo y que supiera que el hecho de ser un asesino no es tan malo. Además, esto sería mi venganza hacia Sara, ¿No?

Dejé de pensar e hice algo posiblemente estúpido. Comencé a desatarle y ella solo me observaba curiosa y confusa.

—¿Quién eres? —Preguntó una vez conseguí desatarla.

—Soy Liu. Debemos irnos antes de que Sara vuelva. —Le agarré suavemente de la muñeca y comencé a tirar de ella llegando hacia la ventana.

—No comprendo nada. —Dijo algo decepcionada.

—Yo sé un poco, más tarde te lo explicaré. Por ahora, salgamos de aquí. —Le agarré de la cintura, le pillo de sorpresa, pero antes de que pudiera protestar ya estaba saliendo por la ventana.