Capítulo 7

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La policía era quién había entrado a casa de mis abuelos. Quizás en busca mía, que es lo más seguro. El coche de policía se estaba alejando cada vez más de la casa.

Han estado aquí por primera vez y no descarto que vuelvan a volver. Pero me extraña que lo hagan, ¿No se supone que estoy desaparecida o secuestrada? No veo el por que han venido aquí, era poco probable que yo estuviera en esta casa en una situación como esa.

Bajé al salón, tenía que ver las noticias nuevas sobre mi desaparición. Me senté en el sofá y encendí la televisión en el canal de noticias. Habían puesto algunas que otras noticias hasta que por fin salió la mía.

—La joven aún sigue desaparecida. No se sabe que ha podido ocurrir con ella, pero la policía tiene algunas conclusiones gracias a los familiares, conocidos y personas que aseguran haberla visto ese día caminando por la calle, y otros que la vieron seguidamente o en el día de su desaparición. —Después de anunciar aquello el reportero le entregó el micrófono a un policía.

—Mi equipo y yo estamos haciendo todo lo que podemos. Pero no tenemos pruebas ni indicios de que pudo ocurrir con la chica. La última persona que la vio fue la trabajadora de la librería y algunas personas que afirman haber visto a la joven de camino a su casa, pero no llegó. —El policía lo único que aportó fue información que ya había salido hace 1 día. —Nuestras conclusiones son dos: La primera, secuestraron a la joven. La segunda, la joven huyó por ciertos motivos desconocidos. En caso de que fuese la primera, podemos estar hablando de un asesino o de un secuestrador que busca algo, como dinero de los familiares por su rescate. En el caso de la segunda no sabemos muy bien el por que podría haber huido, aún que sus familiares tienen una conclusión, ¿No es así Sra. Sullivan? —El policía le pasó el micrófono a mi madre, la cual estaba a su lado. Tenía ojeras y muy mal aspecto.

—Esta semana no ha sido muy buena. Sus abuelos fueron asesinados, y quizás estaba estresada por los estudios. —Mi madre sollozó un poco, y respiró profundo. Me dolía verla así. —Solo quiero que encuentren a mi hija. Daré una recompensa grande de dinero, pero por favor, encuentrenla. —Ya no pudo retener más las lágrimas y comenzó a llorar, mi padre llegó al lado de mi madre, le abrazó y volvieron a enfocar al reportero.

—Eso es todo lo que se sabe de la joven desaparecida. Más tarde tendremos más noticias. —Las noticias fueron sustituidas por anuncios, así que apagué la televisión.

Suspire pensando que hacer. No podía llegar a mi casa así como así, quizás me interroga la policía y me preguntarían por qué huí, aún que decir que lo hice por estrés y la perdida de mis abuelos era buena escusa, pero podrían saber si miento y asociar la noticia del hombre del callejón con mi desaparición, ya que las horas se aproximaban y el camino que tomé aquella noche también coincidían.

Según la conclusión de mi madre, es lógico que vuelvan a esta casa, lo que supone un riesgo de que me encuentren. Tengo que irme de aquí, no se a donde, pero es necesario. Me iré esta noche misma.

Subí arriba, recogí la bolsa que dejé debajo de mi cama cuando llegaron los policías y pensé que hacer con ello. El bolso contenía mi celular, lo apagué, las llaves de mi casa y de casa de mis abuelos me las llevaré, puede que las necesite, el libro no esta mal para pasar el rato. Resumidamente lo único que dejaré será el celular y la tarjeta de crédito de mi padre las cuales guardaré debajo de la cama o en el armario.

(...)

El resto del día pasó, ya eran las 12:47 de la noche, el cielo estaba completamente oscuro y no hay casi nadie a estar horas. Solo se podía ver un poco gracias a la luz de las farolas, cerré la puerta sin hacer mucho ruido. No hacía mucho frío en la calle, pero eso era lo que menos me importaba, comencé a andar por la calle con la bolsa que contenía mis pertenencias. Lo único que buscaba era una casa abandonada.

Mientras caminaba pendiente de ver una casa abandonada, los pensamientos seguían rondando por mi cabeza. Aún me sentía mal por el accidente de aquel hombre, tal vez hice lo correcto, pero el cargo de conciencia era grande.

Mis pensamientos se pausaron al escuchar el ruido del portazo de un coche. Miré en la acera del frente y vi a una mujer y un hombre sacando de la puerta trasera a un hombre que parecía más joven. La mujer y el hombre llevaban pistolas y el joven estaba atado con cinta en la boca. La mujer abrió la puerta de una casa con una llave, por otro lado el hombre comenzó a arrastrar al joven que se resistía retorciendose, dentro de la casa.

El pensamiento del hombre que accidentalmente maté en aquel callejón vino a mi de nuevo. Se dice que la gente se libera de sus cargos de conciencia haciendo algo que recomense su mala acción, ¿Eso significa que si salvo a aquel joven dejaré de pensar en el hombre del callejón?

Supongo que mi mente estaba un poco estraviada en estos últimos días, por que hice la estupidez más grande que podría haber decidido en ese momento.

Crucé a la acera del frente, el hombre acababa de meter al joven dentro de la casa, vi que iba a cerrar la puerta pero corrí y puse mi pie en la entrada, el hombre no lo notó ya que estaba de espaldas. Me asomé por la rendija de la puerta gracias a mi pie. Pude escuchar la conversación de la mujer y el joven que estaba amarrado sentado en el sofá y la mujer le apuntaba con la pistola.

—¿Creeias que podías jugar con la mafia? Siento decirte que no. Vas a morir por habernos traicionado. —La mujer preparó el arma, solo faltaba darle al gatillo.

Sin pensarlo más, dejé mis pertenencias junto a la puerta, y entré de golpe a la casa. En un hábil movimiento cogí la pistola que se encontraba en el bolsillo trasero del hombre que estaba de espaldas. El hombre y la mujer se rodearon quedando cara a cara a mi, la mujer me estaba apuntando con su arma y yo a ella. Sabía que la pistola que yo sostenía estaba cargada por que pesaba más de lo que un arma normal de ese tamaño pesaría.

—¿Quién coño eres? —Preguntó el hombre que estaba a tres pasos de mi, a diferencia de la mujer que estaba a dos metros y medio.

—Que te importa. —El arma me temblaba un poco, pero mi postura era firme. No podía dejar que pareciera débil.

Le eché un corto vistazo al joven que me miraba sorprendido. Después volví a dirijir la vista a la mujer que tenía el ceño fruncido.

—Al parecer tu también quieres morir. —Sonrió con algo de malicia la mujer.

No sabía exactamente que hacer, solo pensaba en ayudar al joven y salir viva yo también. Pero alguien iba ha salir herido, eso era un hecho de esperarse.

Revenge for love (Homicidal Liu y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora