BioShock Infinite: "The Perfect Dimension"

-20- //Otra Columbia//

—¿Crees que hice bien en enseñarles cómo ir por el círculo? —

—Claro que sí, hermano. —

—Pero si fallan no podemos perder una oportunidad así. —

—No van a fallar, te lo aseguro. —

—¿Ahora sí confías? Para una vez que te gano. —

—¿Aún sigues con eso, hermana? —

—Sigue siendo un resultado sorprendente para mí, ¿sabes? —

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Booker y Elizabeth se encontraban ahora mismo en lo que parecía ser 'Otra Columbia', lo cual obviamente aún los confundía. Pero el sitio parecía más animado, ya que no paraban de escuchar gritos y gritos.

—Se ve que ahora tenemos compañía —decía Booker subiendo las escaleras, con Elizabeth detrás, mirando por los alrededores.

—¿Por qué hay tanto alboroto, señor DeWitt? —preguntaba Elizabeth.

Booker solo alzó los hombros mientras continuaba saliendo por la puerta de la celda de antes.

Al salir, descubrieron el origen de todo ese ruido: eran los Vox, todos soldados de los Vox, los cuales estaban todos entre rejas haciendo ruido y gritando cosas revolucionarias por todos lados. Cuando vieron a Booker y Elizabeth por los pasillos, empezaron a gritar más, poniendo nerviosa a la chica.

—¿Pero qué les pasa? —decía ella, asustada, poniéndose detrás de Booker.

—Bienvenida a la vida del revolucionario, Elizabeth. Ten cuidado y no te acerques a las celdas —decía Booker, acariciándole la cabeza, mientras seguían avanzando para salir de ahí.

No tardaron mucho en llegar a la sala del proyector que había antes, y nuevamente, cuando Booker se puso enfrente, se encendió, pero mostrando algo que no había antes.

Nuevamente salieron los policías interrogando a Chen-Lin, el cual tenía bastante mejor aspecto que en el otro vídeo.

—Daisy Fitzroy. Vamos, maldito montón de estiércol, háblame de Daisy —le recriminaba un policía.

Pero justo en el vídeo apareció otro policía, aunque parecía bastante serio.

—Soltadlo —decía el guardia, sorprendiendo a los del vídeo y a Booker y Elizabeth.

—¿Qué? —dijo uno de los policías, mirándolo.

—Scofield dice que lo soltemos. Han confiscado sus herramientas. Así tendrá que mantenerse limpio, supongo —dijo el guardia, que anunció que debían soltarlo.

—Pero, ¿por qué? —recriminó el policía.

—¿Es que piensas escribir un artículo? La mujer del chino tiene amigos importantes. Vamos, necesitamos la celda —decía sarcásticamente ese policía, haciendo que se cortara el vídeo.

Esto hizo que Booker solo se frotara los ojos mientras iban a la zona donde estaba el horno.

—No entiendo cómo es que Chen Lin está vivo —decía Booker, dándole vueltas a la cabeza mientras se la sostenía con una mano.

Elizabeth se encargó de contestarle.

—Estamos en un mundo donde nunca fue asesinado. En algún lugar descubriremos por qué, supongo —decía Elizabeth igual sin saber, alzando los hombros.