//La máquina//

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—¿Qué tanto miras, Elizabeth? —

—¿¡Eh?!... Yo... no estaba...—

—Hmm... Es un bonito vestido, eso es verdad—

—¡No lo estaba mirando!—

—Pero si estabas embobada en el escaparate...—

—...—

—Pero... Este vestido no es de vestir... es de...—

—¡Cállate!... O sea... yo...—

—¿Por qué estás roja?—

—Solo... son cosas mías...—

—Hmm... ¿Quieres ir a la biblioteca?—

—¡SÍ! ¡SÍ, VAMOS!—

—¡Oye! ¡No me arrastres tan rápido!—

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Elizabeth se encontraba subiendo por la zona del restaurante de la Aleta de Plata, la cual había sido tomada por Suchong debido al desgarro que ella abrió para llegar a Rapture. Debía encontrar algo para arreglar la máquina de los Lutece, siguiendo las instrucciones de ese Booker que le hablaba desde la radio.

En el fondo, ella sabía que eran fragmentos de él, era el Booker de sus sueños, el Booker perfecto. Aquel que la escuchara, que la tranquilizara, que no se enfadara con ella, que la hiciera bailar... Al principio lo negaba, pero debido a las imágenes de Suchong confirmó que sí existía, lo que le hizo sentir por primera vez algo que nunca había sentido: celos.

—¿Por qué?... ¿Por qué a ella sí y a mí no?... No lo entiendo... Yo también pasé 23 años en esa torre... Y me tuvo que tocar ese Booker... —pensaba ella mientras resoplaba.

Antes podía ver cómo eran, cómo se sentían sus otras versiones de otros mundos. Sabía lo que sentía cada una de ellas por cómo Booker las trataba. Algunas eran normales, pero discretas; otras eran más duras y otras simplemente disgustantes.

Ella no fue la excepción, pero al descubrir que hubo una, una que fue feliz con él, uno que la protegía de todo, fue molesto para ella. Todas sufrieron menos esa Elizabeth... o eso creía ella.

—No es justo... —pensaba mientras llegaba a la sala alta de la Aleta de Plata.

—¿Y esos pensamientos celosos a qué se deben? —dijo Booker desde la radio, haciendo que de nuevo Elizabeth se asustara.

—¡Te dije que me avisaras cuando hablaras!... ¿Y cómo sabes lo que pienso? —le dijo sorprendida y reclamando Elizabeth al Booker de la radio.

—¿Te tengo que recordar que no soy real y que solo estoy en tu cabeza? ¿O te lo apuntas en una hoja...? Como sea... Te noto molesta, ¿puedo saber el motivo? —le dijo Booker, haciendo que ella resoplara.

—Si ya lo sabes qué más da —dijo ella mientras miraba por la zona alta.

Habían varios pizarrones con fórmulas codificadas y dibujos de las máquinas. Ella se acercó y comenzó a rebuscar por la mesa algo que fueran unos planos o cualquier cosa que le diera unas instrucciones de cómo reparar la máquina.

—... Si te sirve de consuelo, no sé en qué pensabas —le dijo Booker, haciendo que ella se detuviera, para luego tomar la radio y dejarla en la mesa para seguir buscando.

—Simplemente me siento molesta... Tú eras real... Suchong te fotografió... No sé si mi suerte es mala o no sé —decía ella mientras continuaba buscando.

BioShock Infinite: "The Perfect Dimension"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora