Gojo x Utahime - PÉTALOS

Una tregua

Capítulo 2

Gojo

Estábamos atorados en el infinito tráfico, mire la hora y estábamos cerca de las 6 de la tarde, Utahime no estaba menos incómoda que yo.

Comenzaba a sentir como el calor del auto nos abrazaba, estábamos en este interminable tráfico, en mi mente solo podía pensar ¿Con qué tipos de hombres salía ella?, seguramente unos aburridos.

Gire mi rostro disimuladamente para verla, ella miraba por la ventana, la falda que llevaba puesta me irritaba, no podía evitar ver sus piernas y babear como un tonto de 19 años.

-¡Vaya al fin!.- Agüito sus manos y voltee rápidamente al frente, lo que menos necesitaba es que viera como me cautivaba, las autos se movieron un poco.

-A este paso espero podamos decorar la casa de Geto, a pero te dije ayer que nos viéramos a las 9 y no, la señorita tenía clase de Yoga.-¿Por qué tenía la urgencia de no verme?, si pensaba que la única que se quiere bajar de este auto era ella, se equivocaba.

-Gojo ayer estabas en un antro, así que dudo hubieras llegado temprano.- Me miro con su hermosa cara de reproche, tenía de nuevo su atención sobre mi, adoraba que me viera.

-Ha no sabía qué mirabas mis redes, que chismosa.- Sonreí para mis adentros, esa foto había logrado su cometido.

-Fue pura casualidad, además el tráfico ya se está disipando un poco, eres tan... ash! Ya nada.- Todo mi cuerpo recordó una conversación muy vieja.

Reí por lo bajo y avanzamos con calma por la avenida.

Utahime.

Entramos en la hermosa y grande joyería, Geto era esplendido con Shoko en muchos ceros, Satoru caminaba frente a mi, la manera en la que su cabello se movía era tan liviana.

Siempre me había hipnotizado su manera de caminar, a decir verdad parecía que flotaba.

Se alejó de mí hasta llegar con el encargado de la tienda que lo miraba como un cliente más que redituable, esto era por qué sin duda Gojo jamás usaba ropa que no fuera exageradamente cara.

Mire por las vitrinas en lo que el peliblicano solicitaba la pulsera, sabía por Geto que era una pieza única llena de esmeraldas y pensar que cuando éramos más jóvenes le había regalado un anillo de dulce, los presupuestos han cambiado.

Dentro del lugar cada piedra brillaba intensamente, mis ojos se hipnotizaron con hermoso collar zafiros, ese azul siempre me hacía temblar. Me recordaban los ojos de cierto personaje en la penumbra.

-Señorita, ¿Gusta que se lo mostremos?.-

-No, no, solo estoy esperando a aquel... hombre.- Aguite las manos mientras sonreía apenada de salir de mis recuerdos.

-Ahh! Entonces usted debe de ser la novia, déjeme comentarle que el caballero se está llevando 2 de las piezas más lindas del lugar, si necesita algo más estoy a sus órdenes.- Yo solo sonreí y no la corregí, seguramente pensaba que Satoru era Geto, pero no recordaba que el hubiera comprado dos piezas, debía de ser un conjunto.

Gojo se deslizó de regreso a mi con su sonrisa de victoria, desde jóvenes tenía esa expresión de triunfo. Insufrible a decir verdad.

-B O B A, ya está, podemos ir por lo último, ¿Viste algo que te gustará? .- Pasó de mi dándome una pequeña palmada en la cabeza, tenía tanto tiempo de que nuestros cuerpos se tocaran que había resultado tan desconcertante para mi ese acto que tarde en reaccionar. ¿Quien le dio permiso de tocarme y tutearme así?

-Tu eres el B O B O, de hecho si, todo aquí parece de cuento, pero nunca podría tener algo tan caro en el cuello.- Enrosque el cabello entre mis dedos mientas salimos y caminabamos por el centro comercial.