No recordaba que la luz al despertar fuese tan brillante, pero cuando parpadeó un par de veces y sus ojos celestes se acostumbraron a la claridad, se dio cuenta que todo lo que había ocurrido no había sido una pesadilla.
El grillete que mantenía en su tobillo le traían recuerdos dolorosos y angustiantes, sus amados compañeros despedazados solo por querer proteger las almas de los humanos. Su cuerpo fue inmovilizado y golpeado mientras era obligado a ver como todos se desvanecían frente a él y a pesar de que las lagrimas fluían por sus mejillas y suplicaba por que se detuvieran no lo hicieron. Sentía que su alma se rompería en cualquier momento y sin embargo lo encadenaron mientras dos humanos conjuraban hechizos que no conocía y el demonio de ojos rojos le sonreía, disfrutando de su sufrimiento.
El ángel no era un exorcista, no era mas que un mensajero, que un simple recadero que de vez en cuando le ordenaban llevar armas en medio de enfrentamientos con demonios, un simple ángel que llevaba mensajes importantes en momentos de desesperación, él no sabia pelear, ni como destruir su alma como lo hacían los exorcistas, él no podía enfrentarse a demonios ni tenía la habilidad para escapar de conjuros elaborados, a final de cuentas, él era un simple mensajero.
Sabía que estaba lejos de casa, lo sentía en su alma, el aire que respiraba era pesado y corrupto, los ojos que lo observaban estaban llenos de violencia y maldad.
Un demonio hermoso de ojos rojos lo observaba con éxtasis mientras su captor, que hablaba con demonios menores, lo observaba con una sonrisa burlona, mientras lo tenían como su fuera una atracción de circo, como si fuera una sucia bestia encadenada.
—Por fin despertaste — dijo a mujer de voz acaramelada y empalagosa como la miel. — Voy a construirte una jaula magnifica y todos vendrán a verte, incluso los pecados capitales, tal vez incluso el mismo rey del infierno venga a verte — las mejillas de la mujer se sonrojaban mas al mirarlo, como si realmente lo amara, pero era imposible que los demonios amaran — pero eres solo mío... para siempre... sólo mío.
En su larga vida como mensajero había pasado muchas situaciones de riesgo, al igual que los exorcistas, su alma era un poco más fuerte que la de un ángel comun, no solía peligrar con los pensamientos corruptos, sin embargo, nunca se había sentido en la total desesperanza como ahora, sentía su espíritu hecho pedazos, sentía su pecho hundido en la miseria y no entendía por que seguía existiendo ¿por qué si estaba rodeado de corrupción no desaparecía como en las historias?, ¿Por que si los pensamientos corruptos era lo único que había en su mente no desaparecía?, ¿Por que su alma no se hacía pedazos?
—Dime como te llamas — dijo la mujer de ojos rojos.
Pero de la boca del ángel no podía salir ni una palabra que no fuera un sollozo ahogado repleto de desesperanza y terror, las lagrimas caían como joyas por los ojos celestes del hermoso ángel, y de alguna manera eso hacía que Belial se deleitara ¿Que era más hermoso que ver un ángel llorar? Sin embargo después de un tiempo se volvía aburrido ¿Era lo único que sabía hacer?
—Que aburrido... — murmuró la mujer — no es divertido... ¿Debería simplemente torturarlo?
—Madre... — el otro demonio la interrumpió, al parecer era el hijo de aquella mujer aterradora, o eso fue lo que pudo entender el ángel en medio de la desesperación. — Si tocamos al ángel se corromperá. no servirá de nada, y desaparecerá en poco tiempo.
La mujer sonrió mirando a su hijo y lo abofeteo una y otra vez sin borrar la sonrisa de su cara.
—¿Crees que no lo sé?, ¿Quieres decir que eres mas listo que yo?, ¿Estás desafiandome? — la mujer golpeaba a su hijo que en completa sumisión se arrodillaba ante ella — ¿debería torturarte a ti en su lugar?
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La Jaula del Ángel
FantasyUna historia de un amor imposible donde un demonio que no sabe como amar correctamente se enamora de un ángel que no puede ser tocado, ambos lucharan con la amargura del infierno y tal vez por primera vez lograr un final feliz para seres tan diferen...