Arco de Egipto. 1° El camino del errante. Interludio (Perspectivas) II

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POV ???

Desde niña siempre soñé ser como mi ídolo el faraón Atem, aunque no creo ser la primera en querer ser como él; afirmo que sí la primera mujer. Egipto es un buen país pese a su estricto régimen, así como su extraño odio a los extranjeros.

No odio a los extranjeros al contrario me fascinan. De hecho, gracias a ellos me entere que fuera de Egipto ha habido lugares que son gobernados por mujeres y han hablado muy bien de ellos en especial de Gondolin gobernada por la reina Semiramis incluso en Zakarov pese a ser gobernada por un hombre parece que el soberano escucha a su reina y gracias a ello ha sido un país próspero.

Sin embargo, Egipto parece que es un país que quiere ser gobernado por hombres y más desde que Atem estuvo en el poder. Creí que habría mujeres que quisieran seguir sus pasos y las hay, pero solo puedo contarlas con una mano mientras que el resto no.

No solo por el machismo a veces impuesto de más por los hombres sino más bien porque no tienen interés y siguen fuertemente las tradiciones. Más que los hombres lo impongan es por esa especie de fanatismo ciego que uno sigue a veces hacia la religión y sus tradiciones.

Es triste recordar como en la escuela cada vez que decía que sería una faraona todos se burlaban de mí y decían tonterías como: "Eres mujer eso debes dejárselo a los hombres de verdad", "Osas desafiar nuestras tradiciones que mujer tan nefasta", "En tus sueños" y más acompañados de carcajadas.

No solo me decían esos comentarios mis maestros me denigraban incluso al grado de castigarme ya sea con tarea extra; estar encerrada en el rincón y demás.

Para empeorarla mis padres nunca me apoyaron al grado de que un día regresando a casa tuvieran una discusión conmigo. Les dije toda la verdad con una cara sonriente, pero...

Clap

Una cachetada fue todo lo que recibí de mi padre y luego de mi madre uno de cada lado

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Una cachetada fue todo lo que recibí de mi padre y luego de mi madre uno de cada lado. Aún recuerdo sus palabras...

"Aprende tu lugar jovencita. No estes con espíritus de grandeza que usurpen las tradiciones de nuestro querido Egipto y más te vale que dejes de actuar como una escoria al mencionar a extranjeros en nuestras tierras, comportarte como tal. Entendiste, jovencita".

Ese día teniendo cinco años me quedo más que claro: mis padres jamás me apoyarían; nadie lo haría para ser exactos. Paso el tiempo y tuve que desistir de mis actividades. Sin embargo, en secreto tenía el mismo sueño solo que tuve que cesar de decirlo en voz alta para no meterme en problemas.

Habían pasado siete años desde entonces y me había convertido en hermana mayor. La llegada de mi hermanito fue una de las cosas más preciadas que me pudo haber pasado, pero más tarde se volvió lo contrario.

Todo este tiempo mi sueño de ser faraona seguía en pie por lo que estudie y demás convirtiéndome en la mejor de mi escuela, destacando y demás. Podría decirse que era bueno, pero creo que lo que esperaban todos es que fuese una especie de futura esposa o concubina del siguiente faraón.

El camino del héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora