Debido a su trato celestial con Lilith, Alastor está obligado a realizar ciertos trabajos en donde su cuerpo es la pieza principal.
Luego del último exterminio en donde salieron victoriosos, el rey del infierno, Lucifer, decide mudarse al Hazbin Hot...
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Con tan solo minutos de iniciar el juego de equipos, Lucifer se encontraba en el punto de partida, estirando sus músculos con confianza. Esta vez, llevaba una vestimenta diferente a la que usualmente utilizaba todos los días, muy cómodo para la ocasión.
Porque de igual manera no participaría ya que su "pareja" de juegos era un imbecil de primera.
Estaba convencido de que Alastor no se presentaría, lo que lo llenaba de una sensación de alivio y satisfacción. Su expresión estaba adornada con una sonrisa triunfante mientras se preparaba para decirle a Charlie que lamentablemente el administrador del hotel no quería aportar en su linda actividad de juntar a todos.
Lo que le iba a decir le causaba algo de pena, pero, ¿qué se podía hacer? Como Lucifer le dijo antes a su hija "No aceptes mierda de otros demonios"
Su alegría se desvaneció rápidamente cuando, para su sorpresa, el demonio radio apareció de repente frente a él. La presencia repentina del otro demonio lo tomó desprevenido, interrumpiendo sus pensamientos optimistas.
— Pensé que no llegarías —comentó Lucifer, tratando de ocultar su sorpresa detrás de una fachada de indiferencia.
Alastor simplemente esbozó una sonrisa irónica. — Lo mismo digo, su majestad — respondió con tono desafiante.— Solo quería demostrar que puedo ganar este juego y más si es con un obstáculo complicado —su mirada no perdía de vista a Lucifer.
— ¿Estás suponiendo que conmigo vamos a perder? —cruzó de brazos.
— ¿No escucho? Oh, quizás está cosa averiada — golpeó suavemente su bastón — ¿Probando, probando? ¡Ja, funciona de maravilla!
Este pedazo de-
Apretó sus puños, calmando sus deseos de matar al cabron. A pesar de no soportar a Alastor, con todas sus fuerzas, decidió tragar su orgullo y propusó algo que ni siquiera él estaba de acuerdo.
— Por esta vez, ¿qué dices si nos ponemos de acuerdo para ganar?
Alastor soltó una carcajada despectiva. — ¿Estar de acuerdo con usted? Eso suena como una pesadilla", respondió, mostrando su desprecio hacia la idea de trabajar en equipo con el enano.
Lucifer lo mandaría a la mismísima mierda, pero esta vez, no se dio por vencido.
— Hazlo por Charlie —insistió, con un tono más suave esta vez, esperando que la mención del nombre de su hija tal vez pudiera convencer al ciervo.
— ¿Piensas en decepcionarla? —preguntó, sus palabras cargadas de firmeza.
Alastor frunció el ceño, claramente indeciso ante la propuesta de Lucifer. Sus ojos se posaron en Charlie, quien estaba muy feliz y emocionada por la actividad. Finalmente, con una expresión de resignación, bajó sus orejas y asintió.
