05; asuntos importantes

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La sala de reuniones resonaba con las voces de los demonios mientras compartían sus problemas diarios

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La sala de reuniones resonaba con las voces de los demonios mientras compartían sus problemas diarios. Husk se quejaba de su falta de alcohol, mientras que Charlie expresaba sus preocupaciones sobre el futuro del hotel. Hasta que finalmente llegó el turno de Angel Dust.

— A decir verdad, no tengo nada para decir — dijo Angel apoyándose en el sillón para después saltar cuando recordó algo— ¡Oh si! No he escuchado de mi jefe desde la última vez que nos vimos, y debo decir que me siento bastante aliviado por ello.

Sus palabras atrajeron la atención de todos, intercambiando miradas de curiosidad y preocupación.

— ¿Qué quieres decir, Angel? —preguntó Charlie, inclinando la cabeza.

Angel suspiró, pasando una mano por su cabello mientras buscaba las palabras adecuadas.

— Bueno... —comenzó — Como saben, mi jefe, Valentino, usualmente me llama para... ciertas actividades —hizo una seña con sus dedos, literalmente una muestra de lo que hacía.— Pero desde la última exterminación, no me ha estado molestando.

Se detuvo por un momento, reflexionando sobre sus palabras antes de continuar.

— Y debo decir... ¡carajo! estoy bastante contento de no tener que satisfacer a demonios cachondos todo el tiempo —añadió con una sonrisa irónica.

Las cejas de Vaggie se alzaron en sorpresa. — ¿Estás diciendo que estás libre de las exigencias de Valentino?

Este bufó, sabiendo que la respuesta no era tan simple como le gustaría.

— No, Vaggie, no estoy libre —respondió sincero—. Pero al menos estoy teniendo un descanso temporal. Ya sabes, esa mierda que se llama paz y tranquilidad — mantuvo sus ojos cerrados a la vez que juntaba sus palmas.

Nifty, con su inocencia característica, inclinó la cabeza con curiosidad.

— ¿Por qué no te vas de allí, Angel?

— Veras, cariño — el demonio araña se acercó a la pequeña — Tengo un contrato con Valentino. No puedo simplemente dejarlo. Y aunque no quiera seguir obedeciendo sus órdenes, temo que las cosas solo empeorarían para mí si lo hiciera.

— De igual manera, me alegra de que ninguno de ustedes pase por esta-

Justo en ese momento, se escucharon pisadas, Alastor bajo corriendo de las escaleras, su expresión seria y concentrada. Comenzó a peinarse y limpiar su vestimenta, todo en un movimiento rápido y sin esfuerzo.

— ¿Pasó algo, Alastor? —preguntó Charlie, sorprendida por la llegada repentina del demonio radio.

Alastor apenas se detuvo mientras pasaba junto a ellos, solo lanzó una mirada rápida.

— No tengo tiempo para explicaciones, querida —dijo con firmeza— Tengo asuntos que atender. ¡Nos vemos más tarde! —pero antes de poder irse, Charlie lo detuvo.

Chained; appleradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora